domingo, 20 de febrero de 2011

Reflejos Perdidos

Capítulo 9

“Reflejos perdidos”

Con las dos carpetas bajo el brazo, Mario subió las escaleras y salió al patio de entrada del edificio. Atravesó la puerta del castillo bajo un arco de medio punto sujeto por dos columnas. El frío de la noche le abofeteó la cara. Se subió el cuello del abrigo, metió las manos en los bolsillos y se montó en un coche que le esperaba en el exterior.

De camino a casa, en el coche encendió la luz del pasajero, para leer los documentos. Estaba bastante excitado, Anna era impresionante, y le había contado una historia, que superaba la ficción. Si conseguía trabajo en la cadena de series mas importante del mundo, su vida cambiaria de golpe, el futuro tiene muchos nombres y para los valientes, se llama oportunidad.

Seguía leyendo, el guión prometía, comenzaba con un secuestro de una fotógrafa en Boston, y su papel seria George Sanders, el novio, que es secretario judicial.

En la serie, Mario seria coprotagonista, porque colabora en la investigación, junto con la jueza que investiga el caso. Un thriller de suspense, intriga y acción. Glen Close se encontraba entre el reparto. Impresionante.

Pero la alegría y la satisfacción se transformaba en una sensación de vacío en su estomago, que no podía digerir. Esta venta de su alma al diablo, era como interpretar el papel de Fausto. El precio a pagar era … y comenzó a leer la carpeta marrón.

El coche siguió avanzando en mitad de la noche y se fue adentrando en Madrid por la M-40, conforme callejeaban hasta Tirso, las luces de la tiendas se reflejaban en el interior, Mario ya tenia una idea bastante clara de la idea general. Se trataba de que hiciera de topo, infiltrado, espía …. llámalo como quieras. ¿Y si luego no le daban el papel? El riesgo de unos meses bien valía la felicidad de unos años.

Bajó del coche, y entro en casa, puso la calefacción porque hacia frío, se quito la ropa y se puso el pijama. Estaba realmente agotado. Encendió la tele, y se propuso ver Cuarto Milenio pero no era capaz de concentrarse porque la experiencia de la tarde, le había dejado marcado.

Iker Jiménez comenzó a hablar del pan maldito. En el verano de 1951, muchos de los habitantes del pequeño pueblo francés de Pont-Saint-Esprit cayeron enfermos tras consumir una partida de pan supuestamente intoxicado. Alucinaciones, delirios y locura fueron los síntomas tras la ingestión de aquel pan maldito que causo la muerte a muchos de ellos. Los reporteros visitaban el lugar de los hechos y hablaban con algunos de los afectados recogiendo testimonios que hablan de la crudeza de lo vivido en aquel verano que les marcó la vida. Hoy, décadas después, todavía se especula sobre qué o quiénes fueron los causantes de ese terrible episodio de sus vidas. ¿Un hongo que afectó al centeno, agua contaminada o experimentos llevados a cabo con cobayas humanas por la todopoderosa CIA? El psiquiatra forense analizaba esta sobrecogedora historia.

Mario no pudo evitar sonreír, siempre había pensado que no viviría una historia de misterio, y que las cosas que contaba Iker, solo les pasaban a los otros. Ahora él se participaba en una, a la vista de los ultimas acontecimientos quizá le estuvieran vigilando en estos momentos. Cuando terminó el programa decidió irse a la cama, y dejarlo todo para mañana.

-¡Buenas noches! Dijo desde la cama. Y luego soltó una carcajada. Lo mismo se estaba volviendo loco, pero si sabían cuando ponía la lavadora…

Durmió del tirón, pero no descansó. Se despertó pronto y saltó de la cama. Caminó como un zombi hasta la cocina y se preparó un café expreso cargado, mientras comía unas galletas napolitanas de canela, con azúcar por encima.

-Voy a hacerlo y voy a hacerlo bien, porque sino me voy a arrepentir toda la vida- pensó con determinación.

Quitó un poster del Capitán Alatriste para despejar la pared . Cogió el calendario de la cocina y arranco las hojas de los próximos meses, las pegó en la pared y a su alrededor las fotos de la carpeta con su nombre debajo.

Henry Bildelberg, Frederic Rettinguer, Valentín XXX eran la cúpula de la organización. Por debajo una serie de consejeros, entre los que se encontraba personalidades que le llamaron la atención: primeros presidentes de algunos países, miembros de familias reales, empresarios, militares … parecía que el poder y el club estaban íntimamente relacionados.

Cogió su portátil y empezó a comprobar la información, la Web tenia referencias inexactas. El lobby era conocido, pero nadie había profundizado, mas allá del sensacionalismo.

Durante la mañana tuvo una actividad frenética, y a la hora de comer ya tenia una serie de opiniones formadas. No se trataba de una sociedad secreta. No se trata de una conspiración, como en las novelas. Pero tampoco es una fantasía. Es una reunión de personas que representan una cierta ideología. Bilderberg es un medio para reunir a las instituciones financieras más poderosas y depredadoras de todo el panorama económico mundial. Y hoy por hoy, esta combinación de intereses es la peor enemiga de la Humanidad.

Había una teoría que le sorprendió, y que empezaba a resultarle verosímil, la crisis económica ha sido preparada de antemano. De pronto sonó el timbre.

Un mensajero le traía una serie de ropa para la entrevista del dia siguiente. La entrevista era al dia siguiente, asi que tenia que preparar todo bien. A las 9:00 en el Cuatro Torres Business Area. La tarjeta de entrada ya estaba preparada.


Por la tarde realizó se convirtió en Lope de Vega una vez mas. Era una de sus actuaciones favoritas. Trascurría en el Barrio de la letras, y representaban la época en la que los corrales de comedia de Madrid eran el centro de la Villa y corte. Revivía el triangulo sentimental de Elena Osorio, Isabel de Urbina y el propio Lope, y al publico le encantaba, especialmente cuando recitaba:


Creer que un cielo en un infierno cabe,
dar la vida y el alma a un desengaño;
esto es amor, quien lo probó lo sabe.

Al terminal la actuación se cambio de ropa en los camerinos del ayuntamiento y volvió a casa. Le esperaba un día intenso con la entrevista para trabajar en el club.


Durmió mal por segunda noche consecutiva y se despertó una hora antes de que sonara la alarma. Se vistió y cogió un taxi.

Desde mucho antes de llegar ya podía divisar la Torre Espacio, uno de los rascacielos más altos de España y Europa. Con una altura de 230 metros se divisa desde casi cualquier punto de Madrid. En la ultima planta, alguien le esperaba.

La fachada estaba cubierta exclusivamente de vidrio, las plantas, que tenían forma cuadrada en la base, se modificaban a medida que aumenta la altura hasta alcanzar una forma ojival, formando una curva.


Cuando bajó del vehiculo, la claridad del cielo se reflejaba desde los cristales de las torres sobre el paseo de la Castellana, Mario imponente, llevaba un pantalón gris ceniza, un jersey negro cuello cisne y una americana de terciopelo gris perla, todo ello de Tom Ford. Unas botas negras, de Cesare Pacciotti. Y un abrigo negro de Ermeregildo Zegna. La luminosidad no le deslumbró gracias a unas gafas oscuras de Salvatore Ferragamo que también venían incluidas con el vestuario que le había proporcionado la organización.

Vestido así se sentía tan potente, que podía conseguir lo que quisiera. Entro en el imponente hall del edificio, en el directorio pudo comprobar que albergaba oficinas de empresas inmobiliarias y también varias embajadas. Respiró profundo y paso la tarjeta magnética por el torno, que activó una flecha verde, permitiéndole el paso.