domingo, 20 de febrero de 2011

Reflejos Perdidos

Capítulo 9

“Reflejos perdidos”

Con las dos carpetas bajo el brazo, Mario subió las escaleras y salió al patio de entrada del edificio. Atravesó la puerta del castillo bajo un arco de medio punto sujeto por dos columnas. El frío de la noche le abofeteó la cara. Se subió el cuello del abrigo, metió las manos en los bolsillos y se montó en un coche que le esperaba en el exterior.

De camino a casa, en el coche encendió la luz del pasajero, para leer los documentos. Estaba bastante excitado, Anna era impresionante, y le había contado una historia, que superaba la ficción. Si conseguía trabajo en la cadena de series mas importante del mundo, su vida cambiaria de golpe, el futuro tiene muchos nombres y para los valientes, se llama oportunidad.

Seguía leyendo, el guión prometía, comenzaba con un secuestro de una fotógrafa en Boston, y su papel seria George Sanders, el novio, que es secretario judicial.

En la serie, Mario seria coprotagonista, porque colabora en la investigación, junto con la jueza que investiga el caso. Un thriller de suspense, intriga y acción. Glen Close se encontraba entre el reparto. Impresionante.

Pero la alegría y la satisfacción se transformaba en una sensación de vacío en su estomago, que no podía digerir. Esta venta de su alma al diablo, era como interpretar el papel de Fausto. El precio a pagar era … y comenzó a leer la carpeta marrón.

El coche siguió avanzando en mitad de la noche y se fue adentrando en Madrid por la M-40, conforme callejeaban hasta Tirso, las luces de la tiendas se reflejaban en el interior, Mario ya tenia una idea bastante clara de la idea general. Se trataba de que hiciera de topo, infiltrado, espía …. llámalo como quieras. ¿Y si luego no le daban el papel? El riesgo de unos meses bien valía la felicidad de unos años.

Bajó del coche, y entro en casa, puso la calefacción porque hacia frío, se quito la ropa y se puso el pijama. Estaba realmente agotado. Encendió la tele, y se propuso ver Cuarto Milenio pero no era capaz de concentrarse porque la experiencia de la tarde, le había dejado marcado.

Iker Jiménez comenzó a hablar del pan maldito. En el verano de 1951, muchos de los habitantes del pequeño pueblo francés de Pont-Saint-Esprit cayeron enfermos tras consumir una partida de pan supuestamente intoxicado. Alucinaciones, delirios y locura fueron los síntomas tras la ingestión de aquel pan maldito que causo la muerte a muchos de ellos. Los reporteros visitaban el lugar de los hechos y hablaban con algunos de los afectados recogiendo testimonios que hablan de la crudeza de lo vivido en aquel verano que les marcó la vida. Hoy, décadas después, todavía se especula sobre qué o quiénes fueron los causantes de ese terrible episodio de sus vidas. ¿Un hongo que afectó al centeno, agua contaminada o experimentos llevados a cabo con cobayas humanas por la todopoderosa CIA? El psiquiatra forense analizaba esta sobrecogedora historia.

Mario no pudo evitar sonreír, siempre había pensado que no viviría una historia de misterio, y que las cosas que contaba Iker, solo les pasaban a los otros. Ahora él se participaba en una, a la vista de los ultimas acontecimientos quizá le estuvieran vigilando en estos momentos. Cuando terminó el programa decidió irse a la cama, y dejarlo todo para mañana.

-¡Buenas noches! Dijo desde la cama. Y luego soltó una carcajada. Lo mismo se estaba volviendo loco, pero si sabían cuando ponía la lavadora…

Durmió del tirón, pero no descansó. Se despertó pronto y saltó de la cama. Caminó como un zombi hasta la cocina y se preparó un café expreso cargado, mientras comía unas galletas napolitanas de canela, con azúcar por encima.

-Voy a hacerlo y voy a hacerlo bien, porque sino me voy a arrepentir toda la vida- pensó con determinación.

Quitó un poster del Capitán Alatriste para despejar la pared . Cogió el calendario de la cocina y arranco las hojas de los próximos meses, las pegó en la pared y a su alrededor las fotos de la carpeta con su nombre debajo.

Henry Bildelberg, Frederic Rettinguer, Valentín XXX eran la cúpula de la organización. Por debajo una serie de consejeros, entre los que se encontraba personalidades que le llamaron la atención: primeros presidentes de algunos países, miembros de familias reales, empresarios, militares … parecía que el poder y el club estaban íntimamente relacionados.

Cogió su portátil y empezó a comprobar la información, la Web tenia referencias inexactas. El lobby era conocido, pero nadie había profundizado, mas allá del sensacionalismo.

Durante la mañana tuvo una actividad frenética, y a la hora de comer ya tenia una serie de opiniones formadas. No se trataba de una sociedad secreta. No se trata de una conspiración, como en las novelas. Pero tampoco es una fantasía. Es una reunión de personas que representan una cierta ideología. Bilderberg es un medio para reunir a las instituciones financieras más poderosas y depredadoras de todo el panorama económico mundial. Y hoy por hoy, esta combinación de intereses es la peor enemiga de la Humanidad.

Había una teoría que le sorprendió, y que empezaba a resultarle verosímil, la crisis económica ha sido preparada de antemano. De pronto sonó el timbre.

Un mensajero le traía una serie de ropa para la entrevista del dia siguiente. La entrevista era al dia siguiente, asi que tenia que preparar todo bien. A las 9:00 en el Cuatro Torres Business Area. La tarjeta de entrada ya estaba preparada.


Por la tarde realizó se convirtió en Lope de Vega una vez mas. Era una de sus actuaciones favoritas. Trascurría en el Barrio de la letras, y representaban la época en la que los corrales de comedia de Madrid eran el centro de la Villa y corte. Revivía el triangulo sentimental de Elena Osorio, Isabel de Urbina y el propio Lope, y al publico le encantaba, especialmente cuando recitaba:


Creer que un cielo en un infierno cabe,
dar la vida y el alma a un desengaño;
esto es amor, quien lo probó lo sabe.

Al terminal la actuación se cambio de ropa en los camerinos del ayuntamiento y volvió a casa. Le esperaba un día intenso con la entrevista para trabajar en el club.


Durmió mal por segunda noche consecutiva y se despertó una hora antes de que sonara la alarma. Se vistió y cogió un taxi.

Desde mucho antes de llegar ya podía divisar la Torre Espacio, uno de los rascacielos más altos de España y Europa. Con una altura de 230 metros se divisa desde casi cualquier punto de Madrid. En la ultima planta, alguien le esperaba.

La fachada estaba cubierta exclusivamente de vidrio, las plantas, que tenían forma cuadrada en la base, se modificaban a medida que aumenta la altura hasta alcanzar una forma ojival, formando una curva.


Cuando bajó del vehiculo, la claridad del cielo se reflejaba desde los cristales de las torres sobre el paseo de la Castellana, Mario imponente, llevaba un pantalón gris ceniza, un jersey negro cuello cisne y una americana de terciopelo gris perla, todo ello de Tom Ford. Unas botas negras, de Cesare Pacciotti. Y un abrigo negro de Ermeregildo Zegna. La luminosidad no le deslumbró gracias a unas gafas oscuras de Salvatore Ferragamo que también venían incluidas con el vestuario que le había proporcionado la organización.

Vestido así se sentía tan potente, que podía conseguir lo que quisiera. Entro en el imponente hall del edificio, en el directorio pudo comprobar que albergaba oficinas de empresas inmobiliarias y también varias embajadas. Respiró profundo y paso la tarjeta magnética por el torno, que activó una flecha verde, permitiéndole el paso.

martes, 25 de enero de 2011

PROXIMO DESTINO: APOLLO







Capítulo8


En el quiosco de prensa, Rosa compro varias revistas, entre ellas el ultimo numero de Harper`s Bazaar en la que aparecía la gran Maria Calas en el aniversario de su desaparición.

Se dirigió hacia el control de policía, paso y antes de dirigirse a la puerta de embarque, se sentó para realizar varias llamadas.

Dejo un mensaje en el contestador de Pedro, indicándole que le era imposible quedar ya que le había surgido un viaje, pensó que era mejor quedar bien con el, nunca se sabe cuando tendría que volver a YSL.

Mando un correo a todos sus representados indicándoles que durante 2 semanas iba a estar ausente, aunque estaría pendiente de todas las novedades que surgieran durante su ausencia.

Dejo para el final la llamada mas especial, pero nuevamente, el teléfono aparecía apagado. Era tan especial volar a Tailandia a ver a su enamorado, que la sensación era indescriptible. Una preocupación se apodero de ella, llevaba 3 días sin hablar con el y le preocupaba, pero el momento del encuentro estaba cerca y eso le provocaba tanta emoción que no le dio mas importancia.

Sin darse cuenta, quedaban 20 minutos para la hora del despegue, busco rápidamente la puerta, sin antes no hacer una parada en la perfumería y adquirir su loción de cuerpo Narciso Rodríguez, era un vuelo demasiado largo y necesitaba hidratar su piel continuamente.

Subió al avión, se acomodo en su asiento, iba sola, nadie a la derecha, nadie a la izquierda, coloco su bolso Fendi y procedió a sacar todos los accesorios necesarios para tener un buen vuelo.

El sobrecargo se acerco a ella y se presento

- Bienvenida a abordo, me llamo Guillermo y me gustaría ofrecerle una copa de bienvenida..

- Tienen champagne?, - pregunto Rosa.

- Por supuesto, tenemos Veuve Clicquot, - le dijo Guillermo.

- Esta bien frió?, - pregunto Rosa.

- Si, esta en su justa temperatura, - aclaro el sobrecargo.

Guillermo se retiro y a los 3 minutos le sirvió una copa de champagne.

- Brindo por su amabilidad,- le dijo Rosa

- Muchas gracias, espero que tenga un agradable vuelo.

Poco después el avión procedió a su despegue, Rosa empezó a ojear el número especial de Vogue, era de novias. Comenzó a pensar como seria su boda, un vestido de Vera Wang seria el elegido para ese gran día y hacer realidad su sueño de convertirse en la Sra. de Ramos.

Guillermo se acerco,

- Perdone, cuando desee puede hacer uso de aparatos eléctricos y si necesita cualquier cosa no tiene nada mas que avisarnos, solo viaja usted en primera clase, así que realizara usted un viaje muy tranquilo.

- Muchas gracias, Guille. Si me permites llamarte así, ya que pasaremos bastantes horas juntos, es mejor que dejemos los formalismos, - le dijo Rosa

- Por supuesto, aunque por razones de trabajo, yo tendré que dirigirme a usted de forma mas correcta, - le aclaro Guillermo.

Rosa conecto sus auriculares Dr. Dre a su iphone y selecciono a Frank Sinatra para relajarse. Abrió su crema y se empezó a hidratar sus brazos bajo la atenta mirada del sobrecargo.

A las 4 horas del despegue Rosa despertó, sonaba Fly me to the Moon……….

Se quito los auriculares y le pidió a Guillermo una botella de agua sin gas.

Saco su Mac Book, selecciono la película “The imaginarium of Doctor Parnassus” y volvió a colocarse los auriculares.

Una niña se paso al compartimiento donde se encontraba Rosa.

- Hola ¡!!!!!

Rosa se quito los auriculares.

- Como estas preciosa?

- Aburrida, tu tienes mucho espacio, nosotras no tenemos tanto.

- Carmen, - grito Ainoa.

- No pasa nada, - comento Rosa.

- Perdónela, ya no sabe que hacer y no es capaz de dormirse, - aclaro Ainoa

Rosa miro a los ojos de Ainoa.

- Tiene los ojos muy rojos y cargados, - comento Rosa.

- Esta siendo un viaje muy complicado, un viaje que nunca me hubiera gustado hacer.

- Y eso?, - pregunto Rosa.

- Vamos a recoger a mi papa, falleció hace dos días, - dijo Ainoa.

- Perdona, cuanto lo siento. Disculpa mi pregunta, nuevamente lo siento, - dijo Rosa.

Ainoa comenzó a llorar, Rosa se levanto del asiento y se dirigió hacia Guillermo, le comento la situación de la familia, pocos minutos después Guillermo se dirigió hacia Ainoa y Carmen y las invito a cambiarse a primera clase.

Lara, Ainoa y Carmen, se acomodaron dos filas por detrás de donde estaba Rosa.

- Muchas gracias, no sabe cuanto se lo agradezco, - comento Lara.

- No hay de que, así podrán descansar hasta llegar al destino,- dijo Rosa.

Rosa se volvió a sentar en su asiento, tenia hambre. Llamo a Guillermo y este le acerco unos tallarines con salsa de boletus, una copa de vino blanco Picarana de Marañones y unos profiteroles con chocolate amargo.

Guillermo pregunto a Lara, Ainoa y Carmen si querían comer. Pero solo sirvió la comida a Carmen, Lara y Ainoa no tenían hambre, solo pensaban en el momento de hacer frente a una realidad que todavía le costaba creer.

Lara se acerco a Rosa y nuevamente le agradeció el gesto con ellas.

- Muchas gracias nuevamente, Dios la bendiga!!!, - comento Lara.

- Por favor, no tiene nada que agradecer, además si hay alguien al que dar las gracias es a Guillermo, el ha sido el que ha accedido a el cambio. Como se encuentra?, - dijo Rosa

- Imagínese, nunca creí que tendría que hacer un viaje para recoger el cuerpo sin vida de mi marido, hemos tenido una vida difícil, siempre separados por su trabajo, pero jamás pensé que nos dejaría para siempre,- comentaba Lara entre lloros.

- Tiene que ser muy duro, descolgar un teléfono y que te den una noticia así, - dijo Rosa.

Carmen se levanto y se dirigió hacia su abuela.

- El abuelo Valentín nos esperara en el aeropuerto?, - dijo la niña.

- No cariño, el abuelo esta trabajando, lo veremos mas tarde,- explico Lara.

Rosa sintió un escalofrió en su cuerpo, Valentín era el nombre de su amor, de la persona a la que quería por encima de todo, empezó a temblar y sintió la necesidad de ir al baño.

Rosa se lavo la cara, se sereno y volvió a su asiento.

Poco después se levanto y se dirigió hacia Lara, se sentó junto a ella.
- Cuanto tiempo llevaban casados?, - dijo Rosa

- Llevamos 46 años, - explico Lara.

- Mira en esta foto me tiene en brazos, yo era pequeñita y vino a casa para conocerme…,- explicaba la niña.

Rosa callo desvanecida, golpeo su cabeza en el suelo y un hilo de sangre comenzó a verse. Rápidamente Guillermo se dirigió hacia ella, la cogio y con ayuda de una compañera la tumbaron sobre los asientos.

Guillermo la curo la herida, se creo un desconcierto en el avión. No entendían que le podía haber pasado.

El capitán Naranjo abandono su cabina por unos momentos para interesarse por el estado de su pasajera, Rosa no reaccionaba, sus constantes vitales no eran fijas, su pulso lento y no reaccionaba a ningún estimulo.

- Aterrizamos!!!! , - comento el capitán.

El capitán accedió a la cabina.

- Buenas noches, soy el capitán Naranjo, debido a una indisponibilidad de una pasajero nos veremos obligados a realizar un aterrizaje en Nueva Dheli, la demora de este vuelo será la menor. Siento la molestia ocasionada. Gracias y espero que sigan disfrutando del vuelo.

Guillermo no se separaba de Rosa.

- Mama nos quedamos con ella, no podemos dejarla aquí, no conocerá a nadie y nosotras ya no vamos a recuperar a papa, - comento Ainoa.

- Hija pero no podemos demorarnos en recoger a tu padre, aunque no este con vida el nos necesita allí, - contesto Lara.

- Papa ya no nos necesita, además cuando nosotras le necesitábamos donde estaba el?,- dijo Ainoa.

- Ainoa no es el momento de hacerme esto, tenemos que estar junto a tu padre, no consentiré que te quedes aquí con una desconocida cuando tu padre esta esperando,- dijo Lara.

- El nunca nos quiso, le parecía mas importante su trabajo que nosotras, vino a conocer a Carmen, porque tu se lo pediste, pero no entraba en sus planes, - gritaba Ainoa.

Guillermo se dirigió hacia ellas,

- No se preocupen en Nueva Dheli la estará esperando una ambulancia y la llevaran al hospital mas cercano, ya estamos mandando los datos para que localicen a algún familiar cercano, - dijo Guillermo.

Ainoa se acerco a su madre,

-Nunca aprenderás, papa no quiso saber nunca nada de ti y todavía sientes que tenemos que estar allí. Esta muerto, esta muerto, - gritaba Ainoa.

- Torre de Control Indira Ghandi, damos paso a su aterrizaje.

- Trafico a las 11, a seis millas, justo saliendo de tres mil pies, - comentaba el capitán Naranjo a la torre de control.

Por el altavoz Guillermo comentaba,

- Por favor abróchense lo cinturones, permanezcan en sus asientos con el respaldo en horizontal, suban las persianas de las ventanillas. Sentimos nuevamente las molestias ocasionadas.

- Mama, el abuelo ha muerto?,- preguntaba Carmen.

Eran las 17:40 h en Madrid,

- Juan Bustamante?

- Si soy yo,- contesto Juan

- Soy el teniente Iñigo de la policía nacional, conoce usted a Rosa Arenas?

- Si por supuesto,- comento nervioso Juan.

- Ella se encuentra bien, pero han tenido que realizar un aterrizaje en Nueva Dheli, ya que tenia una indisposición que ha necesitado de un ingreso, - comento el teniente Iñigo.

- Pero ella esta bien?.- grito Juan.

- Si no se preocupe, esta en el hospital Apollo de Nueva Dheli, nos aparece usted como persona de contacto en caso de avisar.

- No iba sola, volaba con un tal Mario, su representado, - seguía gritando Juan.

- No tenemos constancia de que volara acompañada, por eso nos hemos puesto en contacto con usted, por favor si puede pasarse por la comisaría mas cercana le daran todos los detalles, no obstante me puede localizar en el siguiente numero 634809876, - dijo el teniente Iñigo.

Juan soltó el teléfono y se puso a llorar. Clara salio de la habitación.

- Que pasa Juan?, - le pregunto

- Le ha pasado algo,- balbuceaba Juan.

- Pero a quien?,- preguntaba Clara.

- Clara, llevo muchos meses queriéndote decirte una cosa,- Juan no paraba de llorar.

- No me asustes Juan,- dijo Clara

- Existe otra persona, llevo mucho tiempo compartiendo mi vida con ella, lo siento, no quiero hacerte daño, eres importante para mi, pero tengo que marchar a Nueva Dheli.

lunes, 24 de enero de 2011

Y se hizo la luz...







Capítulo7


Eran las 4 de la mañana y en una casa situada en el Paseo de Salamanca, dormía profundamente Ainhoa. Desde su cuarto, repleto de peluches de diferentes colores y con inscripciones en distintos idiomas, se podía observar por su ventana la magnifica estampa de   una de las zonas más bonitas de San Sebastián. Una cama con sabanas rosas abrazaba el pequeño cuerpo de  nuestra pequeña, la cual dormía “a pierna suelta” después de un duro día.

Justo en el cuarto de enfrente, su madre Carmen, llevaba toda la noche dando vueltas en la cama. No podía dormir, era la primera vez en los últimos tres días que tenía un momento para descansar. Desde que se enteró de la muerte de su padre todo había sido horrible: el viaje a Tailandia, la repatriación del cadáver, las gestiones para la herencia,… y ahora encima el portátil.
Tras la muerte de un familiar querido siempre se suele pasar una época de constantes recuerdos. En su caso no era diferente, pero al revés del resto sus recuerdos eran escasos. El trabajo de su padre, el cual era un misterio, le alejaba constantemente de su familia.

Ella siempre se había preguntado a que se dedicaba desde pequeña, sobretodo en aquellos años en los que algún padre iba al colegio y contaba cosas acerca de su trabajo. Carmen nunca pudo llevarlo, pero tampoco lo cuestionó. Pero es cierto, que hecho mucho en falta esa figura paternal.
Se levantó de su cama y se dirigió a la estantería principal de su cuarto, en ella revisó y buscó algún álbum de fotos de su infancia. Sabía que no era el momento, era tarde, estaba cansada, pero ahora mismo era lo que más le apetecía. Repasando el segundo estante, encontró lo que buscaba: “Recuerdos de mi juventud”.

Cogió aquel álbum, se tumbó en la cama y fue repasando sus recuerdos basándose en las fotos que veía: Su primer baño en la playa, su primer diente caído, su primer día de colegio, su primera comunión,…observó que en todos ellos faltaba la figura paterna. Por otro lado, tenía otras fotos en las que sí salía su padre; el poco tiempo que había disfrutado con él, algunos días sueltos al año y algunos fines de semanas, habían sido tan intensos, que a pesar de la falta de tiempo con él no existía la menor carencia de afecto.

De repente, se le calló el álbum al suelo desprendiéndose de él algunas fotos. Las cogió sin prestar mucha atención y miró hacia la puerta para comprobar que Ainhoa no se había despertado del ruido. Entonces casi sin querer observó un detalle,  abrió el álbum y revisó una foto anterior y se sorprendió. Volvió a fotos más antiguas y el asombro fue aún más mayúsculo. No podía ser casualidad, salto de la cama como un resorte y comenzó a revisar más álbumes…
           
           
           A unos metros de allí, en la otra habitación principal, Lara estaba durmiendo con cierta dificultad.
De repente se despertó, sin saber muy bien porque, le había parecido escuchar un ruido desde la otra habitación, la de Carmen, pero estaba tan en medio de una pesadilla, que lo agradeció. Se levantó de la cama, se puso una bata y se dirigió hacía la cocina para tomar un vaso de agua. No pudo evitar fijarse en las fotos del pasillo, en todas ellas salía su difunto esposo. Se dijo a si misma “Que guapo que era”.

Con todos estos pensamientos llegó a la cocina, y tras tomarse dos vasos de agua se dirigió hacia su cuarto. Al pasar por el comedor algo le llamó la atención, sobre la mesa del comedor se podía observar el portátil que Valentín le había dejado a ella y a su hija de herencia, justo a su derecha estaba el sobre que le acompañaba.
Llevaba gran parte de la noche pensando porqué Valentín les había dejado este artilugio, del cual desconocían su uso. Carmen y Lara tras abrir la aquella preciosa caja, y haber observado el portátil y la carta, intentaron acceder al portátil. Pero existía una clave para poder acceder a él. Permanecieron una gran parte de la noche probando todas las combinaciones alfanuméricas que se les ocurrieron: fecha de cumpleaños, fecha de boda, números favoritos, claves bancarias, … sin obtener suerte. Exhaustas ambas tras acostar a Ainhoa se marcharon a la cama sin haber prestado mucha atención al sobre que también acompañaba al notebook. Sin saber muy bien porqué, justo en ese momento, a Lara le picó la curiosidad por el sobre. Lo cogió y se dirigió al sofá.
Justo antes de abrir lo, inesperadamente, apareció Carmen.

Carmen se dirigió hacia su madre, parecía que había visto un fantasma. Su madre no tardó en reaccionar, dejó el sobre en la mesa y le dijo:

-Hija, ¿Qué te pasa?

- Mamá, ¿tú sabes quien es este señor? – preguntó directamente.

-Pues…la verdad que no. ¿Porque lo dices? – Miró Lara a su hija con cara de sorpresa.

-Pues he observado algo. Por alguna razón, este señor sale en casi la mitad de las fotos que tengo con papa. ¿No crees que es algo extraño? Y lo más raro no es eso….mira! – Carmen le enseño a su madre un grupo de 10 fotos.

-Mira que guapa sales aquí. ¿Te acuerdas de ese viaje a Valencia que hicimos con tu padre?– Le enseño a su hija una foto en la que salía leyendo un libro con su padre en un banco delante de la plaza de colon. -¿Te acuerdas de que buenos ratos pasabais los dos?

-Pero mamá, que es importante, fíjate- Respondió Carmen.

-Desde luego hija, siempre has sido tan seca…-Lara comenzó a revisar las fotos con mayor ahínco y prestando más atención a la figura de aquel hombre extraño.

-Fíjate en su rostro, ¿no observas algo extraño? –Carmen quería que su madre llegará a la misma conclusión lo antes posible. - Esta foto es de cuando yo tenía 3 años, y esta de cuando tenía 5, y esta cuando tenía 16. ¿Continuas sin ver nada?

Su padre había estado en la cárcel durante 10 años, los motivos nunca se los había aclarado su madre. Posiblemente, ella tampoco los supiera. Lo único que ella tenía claro, era que su padre era un buen hombre. Pero tras ver las fotos, algo raro había sucedido durante esos 10 años que su padre estuvo en San Petersburgo.

-No se muy bien a lo que te refieres… lo que me planteas es imposible. – Justo en este momento se dio cuenta de lo que su hija la planteaba. Ambas se miraron, y perdieron las miradas hacia la mesa que estaba situada justo enfrente de ellas.

 Pasaron así durante casi un minuto, lo que pareció una eternidad. Entonces Lara se incorporó y cogió de nuevo el sobre que había dejado hacia unos instantes.

-Mamá, ¿eso que es?

-Pues el sobre que acompañaba al notebook, casi no nos había fijado en él, pero antes lo he visto e iba a ver que era. – Lo abrió entonces, y observaron que era una carta. Dicha carta estaba destinada a ambas y decía:


“Queridas Carmen y Lara.
Sabéis que sois las personas que mas he querido en mi vida. Pero también sabéis que durante años no he podido disfrutar de vuestra compañía por motivos estrictamente profesionales. O por  lo menos eso es lo que me obligaban a deciros…durante años he tenido una doble vida. Os preguntareis, ¿para que diablos queréis vosotras este portátil? A través de él posiblemente podréis obtener algunas respuestas e incluso algunas preguntas más. Solo os pido una cosa…quererme por como me redabais antes.

Lara sabes que has sido el amor de mi vida, desde el momento en que te vi en Valencia, supe que serías la mujer de mi vida. Nunca, y repito nunca, por muchas cosas que veas, te cuenten y descubras, dudes de ello. Sólo lamento una cosa en mi vida, y es no haberte dado un matrimonio en condiciones.

Carmen, que decirte, mi niña. Sabes que aquellos 10 años en los que estuve en Kresty fueron los más duros de mi vida. Te deje siendo una niña, y cuando retorné ya eras una mujercita. Me perdí los mejores años, lo lamento, no sabes cuanto. Solo te voy a pedir algo, es muy importante recuerda siempre aquellas cartas que nos escribíamos…

Sin más dilación me despido. Prokñm adteou sdesde sebeer wlolmt onoaie.

Aquí me entregaré a la eternidad y me sacudiré de esta carne fatigada el jugo de estrellas adversas. Ojos mirad por última vez, brazos dad vuestro último abrazo. Y labios puertas del aliento sellad con un beso el trato perpetuo con la ávida muerte”


-Tu padre…, es preciosa!, aunque el final no lo entiendo muy bien – Lara paso la carta a su hija y le mostró
la parte que no entendía muy bien.

-Si, es preciosa. La parte del final debe de ser algún saludo en ruso – Miró a su madre con cara de desconocimiento y sorpresa.

-¿A que se referirá tu padre con eso de “es lo que me obligaban a deciros…durante años he tenido una doble vida”? No entiendo nada. – Miró de nuevo a su hija. Carmen permanecía inmóvil. Miraba con cierta sorpresa la carta. Entonces se repitió a si misma la siguiente frase: “recuerda siempre aquellas cartas que nos escribíamos”.

-Mama, espera un segundo…pásame el sobre. Creo que he encontrado algo.

-¿El sobre? ¿Para qué?

-Y un bolígrafo….

Recordó que en algunas ocasiones su padre y ella se enviaban cartas. A priori eran cartas normales pero llegado un párrafo, existía un mensaje en clave. En este caso sucedía lo mismo, llevaba años sin cartearse con su padre, y por ello no se había dado cuenta. Cogió el bolígrafo que su madre le había acercado, y comenzó a descifrar el mensaje en clave sobre el envoltorio de la carta. Estaba claro donde estaba el mensaje en clave. No era un saludo en ruso.

-¿Qué haces Carmen? ¿No entiendo nada? – Lara miraba a su hija totalmente sorprendida.

-Papa y yo jugábamos aun juego cuando yo era pequeña, esta carta tiene un mensaje en clave. Durante años Julio Cesar se comunicaba con sus cónsules a través de lo que luego más tarde se llamó como Caja de Julio Cesar. Consiste en elaborar un mensaje con un número de letras que sea el cuadrado de un número natural.
En este caso, esta claro es 6. Por lo tanto, el mensaje quedaría….

Carmen comenzó a escribir como si estuviera poseída, al cabo de 2 minutos le digo a su madre:

-Ya está. – Y le mostró el sobre con la caja de Julio Cesar.

P R O K Ñ M
A D T E O U
S D E S D E
S E B E E R
W L O L M T
O N O A I E
-Sigo sin entenderlo, hija. – Gruño Lara.
-¿No lo ves? Ya lo tenemos. PASSWORD DEL NOTEBOOK ES EL AÑO DE MI MUERTE….

Ambas se levantaron de un salto, abrieron el ordenador y esperaron a la pantalla de login. Como esperaban el portátil tenía contraseña para comenzar la sesión.

-¿Es un código de 4 números? -Pulsó 2, 0, 1 y 1- Parece que funciona- Exclamó Lara.

Ambas miraron el portátil con expectación a la espera de que el portátil terminase de iniciarse. De repente, el ordenador dejó de sacar líneas extrañas y mostró el siguiente mensaje:

“Se ha iniciado la conexión con la aplicación”




domingo, 9 de enero de 2011

Ángel y diablo




Capítulo 6


Apoyó la mano delicadamente sobre la superficie rugosa de la pared. Estaba húmeda y bastante fría. Era la sensación de tocar una historia ya pasada. Tenia la necesidad de rozar todas las paredes del castillo y no sabia porque. El miedo jugaba siempre malas pasadas.

Seguía sin entender que hacia ahí, pero suponía que sería mejor que estar en el sofá esperando a que por algún equivoco, le llamaran para un casting.


Rozando la pared con la mano izquierda y con la derecha alumbrando con la linterna estaba llegando hasta la sala indicada en el mapa como la número dos. Aunque estaba bastante intranquilo, en el fondo le hacia gracia que alguien preparase tanto una cita con él.


En esos pocos segundos comenzó a divagar. ¿Seria el papel interesante? A lo mejor era extra en un una superproducción, pero no podía ser, el nunca había tenido tanta suerte. Seguro que estarían rodando un anuncio para la noche vieja y querían un figurante para hacer bulto.


Rosa no podría llegar a conseguir nada bueno, Mañana cambio de agente - pensó Mario - aunque en verdad no haré como siempre, ya verás.


El suave roce del musgo en su mano izquierda le estaba relajando. Estaba muy intranquilo. Llego por fin a la sala, poco iluminada y con los techos derruidos como la mayoría del castillo. Miro alrededor y comprobó que además de dos salidas solo había enormes bloques de piedra gris que formaban unas imponentes paredes. Se sentó en un banco de madera, que aunque rompía el estilo del castillo había sido puesto seguramente para la comodidad de los turistas.


Empezó a ponerse nervioso de verdad. Estaba claro que las esperas destrozan el ánimo y que a él esta le estaba matando. Intentaba no hacerlo notar mucho. Tenia esa sensación de entrevista laboral en la boca, sentado en una sala de espera, seguramente observado y aguantando hasta llegar a la siguiente sala.


- Hola Mario - Se escucho un susurro dulce de una voz femenina que salio desde su espalda.


Mario se asusto un poco. Giró lentamente la cabeza. Su piel empezó ya a mostrar su falta de entereza. Una figura iba apareciendo de la nada. Estaba ya a unos metros de él y sin saber como una luz cálida iluminó la habitación.


Ella era bastante alta y hermosa, como las que iban a los casting y siempre eran seleccionadas, pero en este caso además tenia una belleza inteligente. Le estaba sonriendo, mientras le penetraba dulcemente con la mirada. Su piel, sus pómulos, sus curvas, pechos, pelo, todo era perfecto y estaba a solas con él en una habitación de un castillo en mitad de la nada. Estaba claro que nada iba a salir bien de aquí, pero también que no le importaba.


- Hola Mario, ¿Estas bien? - Volvió a repetir esa voz suave que bien podría domesticar a un nido de boas.


- De ahora en adelante siempre estaré bien - Dijo Mario


Ella lo sonrió tan dulcemente que un sonrojo le cubrió toda la cara a Mario Se sentía como el típico universitario de las películas de adolescentes.


- Si es así me alegro - respondió ella - pero solo te he dicho hola, así que no se como actuarás cuando mantenga una conversación contigo - dijo ella.


- Perdona, era.. - dijo Mario entrecortado - Bueno no ligo mucho últimamente, así que estoy un poco oxidado.


- No te preocupes, hoy tampoco vas a ligar- dijo ella, pero hasta esa negativa le pareció bien al hipnotizado Mario. - Queremos proponerte un algo.


Esa frase despertó un poco a Mario y su cerebro comenzó a funcionar de nuevo.


- ¿Como?- contesto - ¿Quienes queréis? ¿Y como te llamas? si pudiera ser.


- Perdona por ser tan grosera - Volvió a encantar con su voz al aire- Me llamo Anna, Anna Bosena


- Anna - repitió Mario como un quinceañero repite el nombre de su primera novia.


- Si Anna y nosotros somos un club, benéfico en su mayor parte, que nos dedicamos a la capacitación de fondos para poder solucionar problemas donde sea necesario.


- ¿Y para que os puedo servir yo? - Pregunto Mario


- Para mucho - le miro fijamente a los ojos para decírselo - Dame la mano y sígueme


Mario le cogió la mano derecha a Anna. Un pequeño cosquilleo le subió hasta el cuello. Sabia que era totalmente inferior a ella pero llegado ya a ese punto le daba todo lo mismo, disfrutar hasta morir.


Empezó a recordar como acompañaba a su primera novia al cine de Benidorm. Se llamaba Carmen y la conocía de Valladolid. Eran sus primeras vacaciones sin sus padres y se había ido con todos sus amigos a un apartamento. Pero ya habían pasado muchos años de eso y mucho había ya olvidado. Anna le miro y lo llevo caminando a través del castillo


Pasaron por un angosto pasillo, que les condujo hasta otra nueva sala mucho mas grande que la anterior. Estaba suavemente iluminada y su escueta decoración se basaba en dos telares carcomidos por los años, que mostraban a unos señores de cacería Había otro desafortunado banco en el centro y una extraña tela que ocupaba toda una pared.


- Siéntate - le dijo


Mario se sentó en el banco que había delante de él  mientras Anna se ponía a su lado izquierdo, cruzando sus pierna y dejando ver como el cielo llegaba hasta el principio de su mínima minifalda.


- Alguna vez has deseado algo con todas tus ganas, alguna vez has querido hacer algo por lo cual darías tu alma - Pregunto Anna


- Si eres satanás dímelo, quiero hacerme satánico desde esta noche y si hace falta me tatuó un 666 en el brazo - Sonrió Mario mientra hablaba


- No te preocupes, como mucho puedo ser un ángel para ti, pero nada mas. - Le apoyo la mano en su pierna. - No en serio, ¿Nunca has querido algo con toda tu alma?


- No se - respondió Mario


- ¿Seguro? - Volvió a preguntar Anna.


- Pues en serio no se, como no sea ser el protagonista de la última serie de HBO, ser millonario, o hacerte el amor- Este último punto le salio sin querer, y su corazón empezó a latir alocadamente.


- Pues dime cual de las tres quieres y te lo daré ahora mismo- Dijo Anna sin inmutarse.


- ¿Como? Puedo escoger cualquier cosa, jajaja- Rió Mario - Venga Anna en serio


- Te hablo totalmente en serio. Te daremos lo que tu quieras sin ningún problema y sin ninguna pregunta. Hemos pensado ya en todos tus gustos y placeres. Debajo del sofá tienes una bolsa, sácala- Le dijo Anna a Mario


Mario se agacho y saco la bolsa. Al subir la cabeza, no pudo evitar recorrer lentamente el cuerpo de Anna, desde sus piernas perfectas, pasando por ese escote por el que mas de uno podrá suicidarse, hasta llegar a la perdición de sus ojos. Puso la bolsa encima de sus piernas y la abrió. Había dentro tres carpetas de diferentes colores.


- Tienes que elegir entre la carpeta roja o la azul- Dijo Anna - La roja contiene el guión de la próxima superproducción de HBO. Sabemos que no te preocupa el ingles, así que podrías ir a la primera audición cuando acabes tu trabajo.


Mario no entendía bien y estaba poniéndose nervioso. Abrió la carpeta y comprobó que el guión era real y que tenia la fecha de comienzo de rodaje dentro de seis meses. Y lo mejor de todo es que el nombre del protagonista era él.


- La carpeta azul tiene una cuenta bancaria con cien millones de euros. - dijo Anna -Es dinero suficiente para que te sientas rico, así que no tendrás mas problemas económicos en tu vida y si quieres crear una productora este será tu momento. El dinero te lo daremos dentro de seis meses.


Mario cada vez entendía menos y estaba empezando a sudar, síntoma inequívoco de que la situación le estaba superando.


- De todas formas no te preocupes, que selecciones lo que quieras te daremos a partir de mañana un millón de euros para que te sientas cómodo a la hora de hacer nuestro trabajo. Para terminar si lo que quieres es hacerme el amor, podemos irnos ahora mismo a una suite de un hotel y pasar la mejor semana de tu vida y esto te lo puedo asegurar.


- Perdona, pero no he entendido esto bien- Comento Mario


- Te necesitamos para hacer un trabajo y como cobro vas a ganar lo que quieras. Es así de simple. Solamente hay una condición, si quieres continuar hacia delante no hay marcha atrás, y esto no tiene opción- Dijo Anna esta vez ya seria.


- Perdona, pero me entenderás que este ahora un poco desconcertado - Repitió Mario - Me estas diciendo que puedo pedir lo que quiera en este mundo, por haceros un trabajo pero no me vas a decir de que se trata hasta que diga que si, caso en el que no habrá marcha atrás.


- Ni yo lo hubiera explicado mejor. - Dijo Anna - Pero ten en cuenta que te daremos lo que quieras.


- Pero comprenderás que no te entienda -respondió Mario sorprendido- No sabéis quien soy y me queréis dar todo por algo que no se que es.


- Si te conocemos Mario - Dijo Anna - Naciste en Madrid hace treinta y cinco años, malvives como actor callejero y tienes trescientos doce euros en la cuenta. Tu último ligue te dejo hace tres semanas por aburrido, tres semanas que llevas sin ninguna mujer en tu cama, desayunas un te y ayer pusiste la lavadora.


Mario no podía responder en ese momento. Estaba totalmente  sorprendido y sabía que era imposible que nadie que no fuera él supiera todo eso.


Te conocemos muy bien - apostillo Anna - Demasiado bien. Nunca daríamos un paso en falso


- ¿Que pasa aquí? -


- No te agobies, pero teníamos que asegurarnos que eras quien decían


- ¿Esto es como una película? -pregunto Mario un poco asustado


- Esto es real - Anna hizo una pausa y le pregunto - ¿Quieres seguir?


Mario miro el guión


- Cuando en la vida te regalan lo que quieras es difícil negarte - Dijo Mario - Si quieres vete dándome la pistola y a quien tengo que matar, no tengo problema- Mario se puso por primera vez serio


- Nos dijeron que contestarías que si -


- ¿Quien? - Pregunto Mario.


- Nos recomendó tu agente. Claro, no sabias que también forma parte de nuestro club. - Dijo Anna.- Ahora tienes que elegir tu regalo y te explicaré un poco de que va esto.


- Quiero la serie - Dijo Mario rápidamente


- Es una pena, no lo hubiéramos pasado muy bien. - dijo Anna - Abre la carpeta marrón. Tienes un expediente con la suficiente información. Necesitamos que te contraten como el secretario personal del nuevo gerente superior del club Bildeberg. El antiguo murió hace un mes y hemos amañado la entrevista para que entres en la organización.


Anna accionó un mando que guardaba en su mano izquierda. La luz tenue se convirtió en oscuridad hasta que desde el fondo una proyección ocupó toda la extraña tela de la pared. Una foto de un hombre bastante mayor con un traje blanco y sombrero de paja apareció en la tela. Anna empezó a explicar.


- Este es Henry. Es desde hace mas de treinta años el gran socio fundador del club Bildeberg. Es un hombre muy astuto y desde hace años desconfiado. Es el gran jefe y tendrás que tratar con sus empleados muchas veces, así que ten cuidado.

- Una cosa- pregunto Mario - el club este ¿No es el que salió en los telediarios hace tiempo? ¿Que está formado por reyes y millonarios?

- Mas o menos - sonrió Anna mientras respondía- Tienes una lista con todos los socios en la carpeta. No tendré que explicarte que cualquier perdida de documentos se pagará caro.

- Bueno, no hay que amenazar - dijo Mario en una actitud chulesca.

- Nadie amenaza, solo te lo explico - respondió mientras continuaba la proyección- Este es Valentin. Era el antiguo gerente superior. Murió hace unos meses en unas extrañas circunstancias en Phunket. Su muerte al igual que toda su vida fue tapada y apareció como un acidente de submarinismo.

Hablar de muertos a Mario no le sentaba muy bien y su estomago paso poco a poco al llanto.

- Este es Federic - continuó Anna con la exposición - El será tu jefe. Casi nunca hablará contigo dado que tiene tres personas a su disposición, su mayordomo, su ujier y su ayudante. Tu puesto es obligado por la organización, como una tradición, pero lo importante es que estarás dentro.

Mario se alegró bastante por esto. Se había imaginado un trabajo bastante mas duro, ahora sería solo el cuarto ayudante de un millonario con un cargo nuevo en una organización de millonarios.

- Tu función será la de llevar la agenda personal de Federic en lo referente a la organización. Necesito todo y cuando digo todo es todo. Puede haber cosas que te parezcan normales pero para nosotros pueden ser imprescindibles. No puedes fallar, confiamos en ti, de todas formas mira la documentación, es muy amplia.

Anna acabó y al pulsar un botón la luz tenue volvió a ocupar la sala, sacando del vilo a Mario. Ella sabía que aunque el guión era auténtico, Mario nunca podría actuar. Si se entra en un club ya nunca se sale. No conseguía todavía acostumbrarse a esto y los sentimientos no son buenos acompañantes en esta profesión.


- Pero ¿porque yo? - Pregunto Mario


- Porque vienes recomendado, porque no llamarías nunca la atención y porque vives desesperado y serias capaz de vender tu alma al diablo- Dijo Anna tranquilamente.


- Pero me dijiste que eras un Ángel y no un diablo- Dijo Mario mientras sonreía- Pero después de esto ¿que tengo que hacer?


- Pasarnos la información que necesitemos, por métodos que tienes en el expediente. No te preocupes, será fácil Solo tienes que saber una cosa, ya no hay marcha atrás.


- ¿Que quieres decir que no hay marcha atrás? - pregunto Mario


- No hay marcha atrás. - Respondió Anna mientras se acercaba a él.


Estaba ya solamente a unos centímetros de sus labios. El corazón de Mario comenzó a salirse de su sitio. Suavemente le coloco la mano detrás del cuello y le beso. Cuando se separo Anna Mario todavía tenia los ojos cerrados. Ella se dio la vuelta y se marcho. Mario estaba excitado y por fin abrió los ojos.


- Anna- Grito Mario - ¿Que hago ahora?


- Estudiarte el expediente marrón y dentro de seis meses serás el único protagonista del expediente rojo. - Se giro Anna para responderle - Mañana tendrás el dinero en las diferentes cuentas que tienes apuntadas para no llamar la atención. Lo tienes todo escrito. Dentro de una semana pasarán a buscarte para hacer la entrevista.


Anna se volvió y antes de irse miro a Mario por última vez.


- Ha sido una pena. Me hubiera encantado haberte desnudado.


Mario estaba en un estado de shock. Si se despertara ahora mismo en la cama no le parecería nada extraño Recogió los dos expedientes y recorrió el camino de ida. Al salir del castillo apareció el mismo coche con el mismo conductor. No dudo y se subió a él. No hablaron nada en todo el viaje de vuelta, aunque esta vez Mario no quería escuchar nada. Solamente se estaba viendo como protagonista y no quería saber nada del expediente rojo, mañana despertaría y si él mundo seguía en su sitio lo leería, porque hoy tenia muchas mas cosas en las que pensar.

lunes, 3 de enero de 2011

Escapar de Barcelona


Capitulo 5

Barcelona, Septiembre de 1989.


A unos 20 metros bajo tierra, trás una puerta metálica gris, con el logotipo de “Aigües de Barcelona”, Alexandros se limpiaba las manos de la sangre de Federic.
Tras enfundarse unos vaqueros y una americana de pana color Camel, se colocó una linterna en la cabeza, similar a la que utilizan los espeleólogos. Guardó el hábito en una bolsa negra mientras respiraba profundo para intentar tranquilizarse, después de lo que acababa de hacer.

-Se suponía que lo mas difícil ya habia pasado. Pensaba nervioso.
 Había planificado cuidadosamente todos los detalles de aquella operación durante sus últimos cinco años en la cárcel y ahora le parecía que todo transcurría demasiado rápido.
Por un instante recordó su antigua celda en Cienpozuelos, donde perdió su tiempo, su honor y donde había sufrido toda clase de episodios terribles y humillantes, habida cuenta de cómo tratan en la cárcel a los condenados por delitos sexuales a menores.
Ahora, disponía de una media hora para abrir el maletín, cambiarse de ropa y salir para confundirse en la multitud. Treinta minutos era más que suficiente para aquella operativa, pero no contaba con la combinación de seguridad del maletín. Temía que el contenido pudiese emitir una señal de radiofrecuencia que les permitiera localizarle, por eso quería abirlo lo antes posible.

De pronto volvió a pensar en la cárcel. Se hubiera vuelto completamente loco, de no ser por su deseo de vengarse. Castigar a los responsables de su encarcelamiento y verles sufrir como él había sufrido, era lo único que le hizo soportar aquel martirio a manos de otros presos, mientras instituciones penitenciarias hacia la vista gorda.
¿Qué destino podía esperar a un convicto? Se rumoreaba que el gobierno español estaba corrompido hasta el tuétano. Se decía que el ministerio del Interior estaba asesinando a etarras con grupos paramilitares. Así que aquellos abusos y violaciones sistemáticas eran una anécdota. Su única opción era que sus colegas del club Bildelberg le apoyaran y pagaran un buen abogado.
Pero David Rockefeller y Federic Rettinger le habían dejado de lado, como a un perro. Pudriéndose en una cárcel extranjera. ¡Si al menos hubiese conseguido la extradición a Italia!, el indulto del Governo De Mita le hubiera librado de aquellas penalidades.
El rencor y la ira eran su combustible vital. No deseaba la muerte a aquellos hijos de puta que le habían traicionado, quería verles sufrir.
Pero ahora se encontraba en una sala de mantenimiento, repleta de tuberías oxidadas, canalizaciones, contadores y llaves de paso. Un rumor de agua, similar al zumbido de un enjambre le impedía concentrarse. Había estudiado minuciosamente la antigua red de alcantarillado de Barcelona, que databa de la época romana, aunque se encontraba en una parte reformada del siglo XIX.
Quería abrir la maleta sin destrozar el contenido. Tenía que pensar rápido. Se habia comprometido a conseguir su contenido. Se colocó unas gafas de aumento y comenzó a manipular las cerraduras con ayuda de una pinza magnética y un destornillador de precisión. Se trataba de un mecanismo imposible de manipular que impedía cualquier cambio exterior. Podía llegar a ver las guardas, muelles y resortes, pero temía dejar el mecanismo totalmente bloqueado.
Comprendió que la maleta era inexpugnable a la manipulación exterior, así que sacó un dossier de la bolsa y comenzó a buscar combinaciones de 4 dígitos, entre cientos de papeles y fotografías de su ultimo portador.
Comenzó a probar con fechas importantes en la vida de Federic Rettinger como su año de nacimiento, el de sus hijos, su boda, el año de fundación de sus empresas, las matrículas de sus coches...
1989, 1988, 1987,1942, 1876, 3645….Ninguna de las combinaciones dio resultado.
Empezó a maldecir su suerte. No podía perder más tiempo, su situación era delicada. Tenía que salir y debía hacerlo en los próximos diez minutos.
Recogió las partes más importantes de su equipo, abandonando lo que no era necesario y cerró tras de si la puerta del cuarto en el que se encontraba. Pudo escuchar sirenas provenientes del exterior. Comenzó a correr por un laberinto de galerías subterráneas, mientras sentía como el aire infecto de los desagües le colapsaba la garganta.
Sabía que el exterior seria una trampa y tenía que evitar la calle, había amputado salvajemente un miembro a un importante magnate francés y estaba en peligro. Pasadas una serie de bifurcaciones,ascendió por una tubería con escalones para llegar al Passtge de Batilló. Una galería comercial construida hace muchos años años, con unicamente dos tiendas abiertas. El resto de locales permanecían cerrados o habían sido dedicados a fines poco comerciales, como clases particulares, almacenes, y locales de ensayo.
Como consecuencia de la decadencia mercantil del edificio, salir a la calle por aquella zona le proporcionaba el anonimato necesario. Había observado aquel lugar a conciencia, y tras observar que nadie transitaba por los bajos, levantó una pesada alcantarilla y salió de forma ágil y desapercibida. Ascendió por las escaleras hasta la puerta principal y un destello de luz, iluminó sus ojos.
Cruzó la calle, con el maletín en la mano y se dirigió a un edificio cercano, la Clinica Figarola. El trafico y los transeúntes consiguieron que nadie se fijase especialmente en Alexandros, salvo un par de adolescentes que le observaron con deseo. Los italianos siempre han levantado pasiones, y las habitantes de Barcelona no era inmunes a su encanto.
Atravesó con seguridad la doble puerta blanca de la clínica, y quizá por pura sugestion, percibió el típico olor de los centros sanitarios, donde se mezclan los productos desinfectantes. La luz blanca de los fluorescentes daba al lugar una atmosfera francamente desagradable. Varias personas esperaban a ser atendidas, otras hacían cola en los ascensores. Leyó el directorio hasta encontrar el laboratorio y la zona de diagnostico.
Atravesó el hall, rumbo a las escaleras, y nadie le preguntó nada. Ascendió hasta el último piso subiendo las escaleras de dos en dos. Le pareció increíble la poca seguridad del lugar, no tenia malas intenciones, de momento.
Una vez allí, paro un instante, para tomar aire y comenzó a buscar hasta que encontró un pasillo sin gente. Localizó el pulsador de incendio, rompió el cristal y pulsó la alarma.
Un timbre empezó a sonar y la gente comenzó a evacuar el edificio, más molesta por perder su turno, y tener que salir que concienciados del incendio, puesto que el humo o el calor eran inapreciables.
El caos de camillas, personal sanitario y pacientes, comenzó a ser importante.
Le resultó facilísimo encontrar el área de Rayos X, debido a las indicaciones del aspa que indican la presencia de radiación. Al ser un area sin enfermos, estaba desierta.
Empujó la puerta y pudo ver el equipo de apariencia futurista, y los signos de que todo había sido abandonado a toda velocidad.
Posó el maletín sobre una camilla, atravesó la instancia y pulso el control de la máquina. Centro el aspa como si de una cámara fotográfica se tratara y escuchó el sonido del obturador al abrir y cerrar.
Había visto hacer esto antes, y como todo estaba preparado, solo tuvo que recoger la parte donde queda impresa la imagen. Reveló la placa, sumergiendo el papel de plata en una solución.
-El proceso fue realmente fácil, si tienes unas nociones básicas de revelado. Pensó. Y al comprobar que la radiografia se veia correctamente, sonrió.
Guardó la radiografía de la maleta y salió de la habitación y de la zona de rayos. El personal de seguridad ya estaba registrando la planta. El caos era total, aunque se percibía que había sido una falsa alarma. Se colocó una bata de médico, y atravesó el camino de vuelta.

-Perdone, diríjase a las zonas señalizadas, aunque parece que alguien ha activado la alarma. 

-Realmente no hay ningún incendio en el hospital. Le indicó un guarda de seguridad.

-De acuerdo. Respondio

Una vez en la planta baja, vio que la puerta de urgencias estaba abierta, asi que dejo la bata en unos asientos y salió del edificio.
El viento que corria en Via de les Corts Catalanas, le golpeo la mejilla, refrescando su nariz del ambiente cargado del hospital. La luz solar le infundió animos y paró un taxi.

-Por favor, al aeropuerto del Prat. A la terminal de vuelos internacionales.

Mientras el coche le conducía a las afueras de la ciudad, apoyo la radiografía en el cristal hasta ver que entre la multitud de piezas que componían el cierre de la maleta, las muescas correspondientes a los digitos 2011 estaban ligeramente diferenciados del resto.
Fueron alejandose del area metropolitana, y conforme lo hacían, los edificios eran de menor altura y calidad. Se internaron en una zona industrial y pudo ver como la silueta de las fábricas recortaba el cielo, con tuberias, silos, y todo tipo de gruas y estructuras.

-Por favor, pare un momento en esta gasolinera, necesito ir al baño.

Alexandros se bajo del taxi, entro en el baño de la gasolinera y se encerró en uno de los retretes. Espero unos instantes, y al no escuchar ningun ruido, procedio a introducir el código en mecanismo que bloqueaba el cierre que se liberó dejando a la vista su contenido: El maletin encerraba una caja de madera negra con un escudo del lino tallado en la madera, dos leones y un castillo.
Salio del baño abandonando la maleta vacia y con la caja de la mano. Se montó en el taxi y retomaron su camino.
Abonó las 6.400 pesetas que le costó la carrera, y se bajó del coche con su inseparable hallazgo.
Subio las escaleras mecánicas de la terminal, y compró en un kiosko un ejemplar de un periódico nuevo que acababa de salir ese año, llamado “El Mundo”. La copia descarada del nombre francés le pareció ridicula y pueblerina. Tambien compro agua por si le entraba sed en el vuelo.
Sacó el billete de avión que habia recogido hacia unos dias en la agencia y su pasaporte. Comprobó en los monitores que el vuelo de Iberia IB7681 con destino Bangok y escala en Londres salia en una hora. Atravesó el control y se acercó a una cabina telefónica. Introdujo una moneda y marcó un numero internacional.

-Pronto. La missione è terminata. Io prenderò l'aereo. Pronunció en su lengua materna.

Colgó y se sentó cerca de la puerta de embarque.
La misión estaba completada, y como consecuencia de la caida del nivel de adrenalina sintió un profundo cansancio. Tomó la caja de madera, la puso sobre sus piernas, agarro el borde con las dos manos, sintiendo el tacto frio de la madera y levantó la tapa.
No pudo evitar una decepción, habia matado a una persona por .... ¿unas fotos? Unas fotos en blanco y negro, de muy poca calidad, con interferencias.
La primera foto captó toda su atención, podia entreverse la caida del muro de Berlín. La República Democrática Alemana (RDA) abria sus fronteras a Occidente.
-¿Como? exlamo en voz, alta. Pero si Alemania sigue dividida en dos, y también Berlín Oriental y la parte Oeste. Mijaíl Gorbachov y Helmut Kohl se encontraban en negociaciones, pero esa noticia todavia no se habia producido. ¿Era una broma? Por detrás alguien habia escrito una fecha, el 9 de noviembre de 1989. Esto tampoco tenia sentido, aun faltaban casi dos meses para ese dia.
-Estas fotos no parecen inventadas. Pensó mientras miraba con los ojos muy abiertos el resto de imágenes con fotos de playas devastadas, o dos edificios gemelos en llamas .

miércoles, 15 de diciembre de 2010

La última cena







Capítulo 4


Rosa camina segura hacia el lugar donde tanto tiempo había soñado. Por fin uno de sus representados había dado el salto a la gran pantalla y su comisión había sido suculenta.

Respiro hondo, empujo la puerta de madera tallada y entro…… El mundo de Christian Louboutin la esperaba, un hombre negro, vestido igualmente, con pelo a lo afro la recibió con un rotundo

-Buenos días, señora

-Buenos días,- contesto Rosa

Miraba hacia las estanterías, soñaba con calzar unos zapatos de esta firma, era el momento de disfrutar, de prepararse para impresionar al hombre con el que tanto había disfrutado, con el hombre que la había hecho soñar, con el hombre con el que quería compartir su vida.

-Podemos ayudarla,- le dijo Omar un vendedor canario, alto, moreno, con un cuerpo moldeado con cincel.

-Claro que me puedes ayudar, - dijo Rosa. Quiero el modelo Metropolis en negro, numero 39.

-Perfecto, tome asiento. Quiere tomar algo?, - le dijo Omar.

-No gracias,- contesto Rosa.

Omar llego con las botas, las saco de un saco de raso rojo. Las botas le quedaban como un guante, hasta la rodilla, con la suela roja, significativa distinción de Louboutin. Se miro en el espejo y disfruto con la imagen que se reflejaba.

-Genial me las llevo,- grito Rosa.

-Algo mas señora?- contesto Omar.

-Tenéis el modelo Bibi en morado?.- le dijo Rosa.

-Lo miro, -contesto Omar

A los pocos minutos Omar apareció con los zapatos, - son los últimos que nos quedan- . Se los probo y una vez mas se sintió perfecta, disfruto de la imagen que veía.

-Es una locura, pero me los llevo también.- volvió a gritar Rosa.

-Muy bien señora, acompáñeme ,- le dijo Omar

-La tienda es preciosa, leí un reportaje sobre ella, pero las imágenes no le hacen justicia. Tendréis que disfrutar mucho trabajando aquí?

-Para mi es un sueño. – comento Omar. Yo trabajaba antes en YSL y cuando me cambie fue muy gratificante.

-YSL? Tenia pensado ir ahora, dijo Rosa. Buscaba un vestido para una cena especial que tendré en unos días.

-Espere un momento, allí trabaja Pedro, un buen amigo. Le voy a llamar para que le atienda el.

-Gracias,- contesto Rosa.

Omar le acompaño hasta la puerta, ha sido un placer,- comento. Para mi igual, muchas gracias, - comento Rosa.

Rosa caminaba por la calle Serrano, orgullosa de sus compras, pensaba el momento de estrenar sus zapatos. Imaginaba la reacción de su gran amor, penso en llamarlo, salto el buzon de voz.

Nuevamente abrio la puerta de cristal de YSL, Pedro, un hombre alto, con el pelo corto, tez morena y cuerpo delgado, salio del final de la tienda y se dirigio hacia ella.

-Buenos dias, señora. Acabo de hablar con Omar, la estabamos esperando.

-Buenos dias, muy amable. Buscaba un vestido para una cena especial…..,- comento Rosa

Pedro la enseño un vestido color gris plata, con falda globo, cuerpo de raso, lo acompaño con un bolero de lana, acabado en vison. Rosa se lo probo junto con sus nuevos zapatos, era increíble…….

-Me lo llevo.- comento una nerviosa Rosa.

-La sienta genial, parece pensado para usted. Donde vaya triunfara!!!!!.- comento Pedro.

Pedro miraba con insistencia a Rosa y Rosa percibia esas miradas.

Rosa decidio probarse el vestido con las botas que habia comprado minutos antes. Solicito la ayuda de Pedro para ponerse las botas. Pedro comprobo las piernas tan duras que tenia Rosa.

Rosa se sintio nerviosa al sentir las manos de Pedro.

Las botas igualmente resaltaban el espectacular cuerpo de Rosa. Posteriormente salio del probador, se dirigió hasta el mostrador, entrego la tarjeta y espero a que salieran con su vestido.

Mientras tanto Pedro, le sugería algún complemento mas……..

-Que le parece esta cartera de mano?,- comento el vendedor.

-Preciosa,- dijo rosa. Pero el mejor complemento de la tienda eres tu.

Pedro se sonrojo, y no sabia hacia donde mirar. Rosa relleno la tarjeta para recibir todo el mailing y dejo todos sus datos. De vuelta a casa imaginaba que llamaba Pedro y que los dos tenían una relación de sexo y pasión descontrolada.
Su móvil sonó, un numero desconocido aparecía en pantalla.

-Si,- contesto Rosa

-Hola Rosa, soy Pedro de YSL. Te llamaba porque me apeteceria tomar un café contigo alguna tarde de estas.- dijo Pedro

-Hola Pedro, me ha encantado recibir tu llamada. Por supuesto que podemos quedar cuando quieras.- comento Rosa

-Yo mañana no trabajo, podemos quedar sobre las 7. Yo vivo por Alonso Martinez,- dijo Pedro

-Perfecto, yo a las 10 he quedado a cenar, pero perfectamente puedo quedar a las 7,- dijo Rosa

-Genial, mañana volvemos a hablar y concretamos, - dijo Pedro

-Hasta mañana, entonces,- dijo Rosa

-Hasta mañana,- dijo Pedro

Rosa le dijo al taxista que parara, cogio de nuevo su móvil y marco un numero de manera muy rápida.

-Juan, por donde estas?,-dijo Rosa

-Estoy saliendo de la consulta,- dijo Juan

-Te recojo,- dijo Rosa

-Perfecto,- dijo Juan

-Por favor, paseo de la Habana, 54,- dijo Rosa al taxista.

Juan estaba parado delante del portal de su consulta, un edificio de 10 plantas, elegante, con puertas giratorias y mucha vegetación.

Abrió la puerta del taxi y se metió dentro.

Rosa le beso apasionadamente, Juan no podía resistirse y comento al taxista que se dirigiera al hotel Cuzco.

Juan le dio un billete de 50 euros al taxista y no espero a que le devolviera los 19 euros que sobraban. Juntos tomaron el ascensor y subieron al piso 7 donde el tenia su habitación permanente.

En el ascensor Rosa no pudo contener las ganas de besarle, deshizo el nudo windsor y empezó a besarle por el cuello, allí percibió el aroma que tanto le atraía la mezcla de rosa, muguete y neroli que tanto le recordaba a Marruecos.

La puerta del ascensor se abrió, rapidamente Juan se dirigió a la habitación 706, una vez dentro Rosa desnudo rápidamente a Juan. A Rosa le encantaba quitarle la ropa que con tanto esmero Juan compraba en Milan siempre que se escapaba de viaje.

Tres horas después, Juan le recordó a Rosa su cita para el viernes,

-Recuerda que el viernes tenemos la tercera sesión del blanqueamiento,- le dijo Juan.

-Te tenia que comentar que me voy mañana, me he tomado dos semanas de vacaciones a Thailandia.- explico Rosa

-Thailandia?.- dijo Juan

-Si, voy a acompañar a Mario, le han ofrecido el guión de una película allí, me ha pedido que le acompañe, es una oportunidad única para el y para mi.- rosa no se creía sus palabras, pero solo pensar que allí se encontraría con su gran
amor le hacia olvidar la mentira que le estaba contando a Juan.

-Me parece correcto, siempre te he comentado que un representante tiene que hacer cualquier cosa por su representado, dijo Juan. Rosa comenzó a vestirse bajo la atenta mirada de Juan.

-No te vayas todavía, quiero que pases la noche aquí,- comento Juan

-Es imposible, tengo que hacer la maleta, preparar vuelos, conexiones, hoteles….,- dijo Rosa.

-Siempre es lo mismo, acabas y quieres marcharte,- dijo Juan.

-Es mejor así, no quiero que tengas que llamar a tu mujer y que mientas, bastante daño la estas haciendo ya,- comento Rosa.

-Clara es cosa mía, no te preocupes por ella, como yo no me preocupo de tus novios, amantes, representados y demás,- comento Juan.

-No me vuelvas a hablar así, recuerda que esta relación es solo sexo, yo te hago sentir lo que tu mujer no te haría sentir ni en un millón de años,- dijo Rosa.

-Te he traído un regalo, hoy hace 16 meses que te conocí,- comento Juan.

Juan saco de su messenger negro de Loewe un bolsa de Nicol`s, una prestigiosa joyería de Madrid, saco una caja de terciopelo negro, se levanto de la cama y con su cuerpo desnudo, puso rodilla en suelo y se lo dio.

-Que haces?,- le dijo Rosa

-Lo he pensado muy bien, no quiero que solo sea sexo, no quiero verte en este hotel mas, quiero poder ir a restaurantes, viajar, ir por la calle contigo sin miedo a que nos vean juntos, quiero dejar a mi mujer…………., Juan abrió la caja y saco una sortija en oro blanco con diamante negro central en talla brillante y diamantes blancos en talla brillante.

Rosa no pudo quedarse de pie, para ella esta relación si era solo sexo, si quería que siguiera así, sin compromiso, sin restaurantes, sin viajes, sin paseos por la calle. Cuando quiso darse cuenta ya lucia en su dedo anular izquierdo aquella impresionante joya.

Rosa subió en el ascensor sin atreverse a decirle a Juan nada de lo que pensaba, ahora solo estaba centrada en su viaje a Thailandia, ademas pensaba en lo bien que quedaba su nueva joya con el vestido de YSL.

Rosa despertó sobresaltada, saco el iphone 4 de su nueva funda Prada y comprobó que quedaban 5 minutos para que sonara el despertador.

Se dio una ducha rápida, se aliso el pelo, eligió una pantalón vaquero pitillo, una camiseta blanca sin mangas, una americana azul marino, unas sandalias marrones y su bolso Fendi con el que siempre viajaba.

Sono el teléfono, le indicaban que el coche 136 estaría listo en 5 minutos para llevarla al aeropuerto.

Una vez en el aeropuerto busco el mostrador de business de Iberia. Alli facturo sus dos maletas, aun quedaban 80 minutos para embarcar. Decidio buscar un lugar de prensa donde comprar revistas para el vuelo.

Sin mirar a nadie, bajo unas gafas negras y contestando varios correos, tropezó con una niña. La niña se asusto y se puso a llorar.

-Perdona, no te he visto,- dijo Rosa quitandose las gafas.

Una chica se acerco rápidamente, e increpo a Rosa muy buscamente.

-A ver si tiene mas cuidado!!!!, a podido hacerle daño a mi hija.

-Carmen, Carmen!!!, gritaba una señora

-No pasa nada mama, Carmen esta bien, ha tropezado con esta señora, pero no pasa nada.

-Ha sido sin querer, contesto Rosa.

La niña le dio a su madre un billete que estaba en el suelo. Su madre lo cogió y leyó el nombre del viajero, comprobó que no era suyo. Se le había caído a Rosa cuando tropezó con la niña.

-Va ha Thailandia?.- Le dijo la madre de la niña.

-Si,- contesto Rosa

-Nosotras también, acabamos de llegar de San Sebastian y en 1 hora tomamos el vuelo.

-Le vuelvo a pedir disculpas, no he visto a su hija, por cierto me llamo Rosa

-Yo Ainhoa, esta es mi hija Carmen y esta es mi mama.

-Encantadas y nuevamente pido disculpas,- dijo Rosa.

-Voy a comprar unas revistas, antes de embarcar, las veo en unos minutos,- le comento Rosa.

Rosa se fue hacia el kiosco de prensa deseando que ellas fueran en clase turista y no tener que compartir vuelo con esos tres personajes.

domingo, 12 de diciembre de 2010

El club Bildeberg







Capítulo 3


Barcelona, Septiembre de 1989.

Hotel Gótico en vía Laeitana. Bien vestido, con un traje negro, pañuelo morado en su bolsillo izquierdo y corbata roja, hizo su entrada un hombre alto acompañado de su séquito personal. Tanta gente de seguridad alrededor de una sola persona le daba un toque de cierta importancia.
Multitud de medios de comunicación se situaban al otro lado de la puerta. Flashes constantes le deslumbraban los ojos. Tras saludar a todos los guardias de la puerta del hotel se dirigió hacia el ascensor con paso firme. Durante el camino no pudo evitar fijarse en la decoración del hotel, un arco apuntado que deja paso a una entrada, desde la cual se puede observar la maravillosa bóveda de crucería.
Se abrieron las puertas del ascensor y entro con él su hombre de confianza. El botón marcaba la sexta planta, y tras unos instantes de miradas perdidas se rompió el silencio al preguntarle a su acompañante.

-¿Han llegado todos nuestros invitados?, Valentín.

-Todos sin ningún problema. El último en llegar como siempre ha sido nuestro colega David. – David Rockefeller, fue cofundador de dicho foro en 1954. El foro fue llamado club Bildeberg.

-Lo esperado. – Henry sabía que hacía 15 años que el miembro más ilustre del club, David, había dejado de ser tan activo como antes.

-¿Todos saben que tienen que estar sin falta a las 10 en la catedral? – Pregunto Henry.

-Si, no se preocupe están avisados, el acceso deberá realizarse por la puerta trasera, justo por la zona al acceso al convento. – respondió Valentín.

-¿Esta toda la vigilancia activada?

-Tenemos 100 policías locales a nuestra disposición. Esta toda la catedral acordonada, y en todos los hoteles en los que se encuentran nuestros invitados hay seguridad privada. – La cara de Valentín mostraba el estrés de un duro trabajo en los últimos días.

-Perfecto. – Esta era la primera vez que Valentín asumía directamente la dirección del evento. Además lo hacía en su país natal. – Sabía que estabas sobradamente preparado para organizar este evento. No me equivoqué cuando despedí a aquel estúpido inútil italiano. – Exclamo Henry con cara de cortesía.

Justo en ese momento se abrieron las puertas del ascensor y los dos hombres salieron de él.
El salón principal de la sexta planta, donde estaban situadas todas las suites, mostraba la categoría del hotel. Unos amplios pasillos a cada lado con lámparas con forma de gotas de lluvia se multiplicaban desde el techo y marcaban el camino hacia las habitaciones.

-Henry, es la suite 601. Esta aquí a la derecha. – Le indicó Valentín a Henry.

Caminaron durante unos pasos y se situaron delante de la puerta de la habitación, Valentín sacó la tarjeta electrónica e insertó la llave electrónica. Se abrió la puerta y se pudo ver la majestuosa suite presidencial del hotel.

-Excelente elección Valentín. – Henry mostró cara de aceptación.

Ambos entraron a la suite.

-Valentín, una última cosa antes de que te vayas, ¿sabemos si nuestro amigo Federic ha traído “el paquete”?

-Sí, David. No se preocupe, lo ha traído y hemos reforzado su seguridad.

-Esperemos que todo funcione correctamente, y que no tengamos sobresaltos. – Dijo Henry con cara de preocupación.



Cerca de aquel lugar, desde lo alto de la buhardilla de un edificio colindante, se observaban unos prismáticos; unas manos blancas y sudorosas como esponjas, marcaban cierto estado de nerviosismo.
Llevaba más de ocho meses preparándose para la próxima hora. Tras él, una pared llena de recortes de periódicos, nombres y localizaciones de la ciudad de Barcelona. Eran más de sesenta alrededor de su agitada cabeza, entre todos ellos habían dos marcados: David Rockefeller y Federic Rettinger.
De repente, sonó el teléfono móvil. Soltó los prismáticos y se dirigió a cogerlo. Es en ese momento se vió su rostro. Su cara mostraba el paso rápido de los años de una vida descuidada; barba de un par de días, pelo largo, ojeras muy marcadas.
Su vestimenta era una la larga túnica negra, pero a pesar de ello, por debajo se dejaban ver unos largos y grandes tatuajes que parecían ser nombres, en su brazo izquierdo, mientras que el derecho mostraba una venda que marcaba una lesión reciente.

-Pronto- Contestó con voz débil.

-Están a punto de salir los invitados hacía el punto de reunión. ¿Sabes lo que significa eso? – Indicó una voz fuerte al otro lado del teléfono.

-Entendido, no se preocupe. Llevo más de dos meses preparándome, se donde y cuando debo aparecer.- Mostró cierta tranquilidad por primera vez. Cuando tenga el paquete me pondré en contacto con usted para que me facilite la siguiente información.

-Perfecto, espero que cumpla con su labor a la perfección o sino sabrá lo que le puede pasar. Somos una sociedad que no nos gusta dejar clavos sueltos… - indicó la voz telefónica con tono de amenazante.

-Yo soy el primer interesado en poder acceder a vuestra sociedad, y sabe que daré mi vida si es necesario. Es cuestión de honor, y más sabiendo cual es mi historia. – Le cambió de nuevo el gesto de la cara marcando unas arrugas bien profundas en la frente.

-Perfecto, no dudo en ello. Pero sólo le avisaba. – Justo en ese momento se colgó el teléfono y se escuchó un pitido telefónico.

El hombre de la túnica miró el móvil, lo apagó y comenzó a recordar todos los años de duro trabajo que había pasado trabajando para el club bildeberg codo con codo junto con su ex - amigo Henry.
Alexandros, como se hacía llamar había pertenecido durante mucho tiempo al club bildeberg . Fue introducido por su padre, un famoso integrante, aunque nunca llegó a tomar mucha confianza con el resto de los miembros. A pesar de ello, llegó a ser una pieza importante debido a su duro trabajo y compromiso, hasta que hace aproximadamente un año sucedió algo inesperado. Se vió inmerso en un proceso penal por abusos a un menor. Fue condenado a 5 meses de prisión y provocó su expulsión automática.
Alexandros cumplió su condena y tuvo mucho tiempo para pensar, y sobre todo para que surgiera en su interior un sentimiento de venganza tras el mal comportamiento que tuvieron, según su parecer, sus colegas del club.
Volvió a la realidad y dejó su móvil en el bolsillo del traje negro que portaba por debajo de la túnica.
Justo en frente de él, en la estantería de color gris, se podía ver una alargada daga con un filo perfectamente afilado. La cogió y la colocó en su espalda, mostrando cierta habilidad en su manejo. Revisó su alrededor, recogió un informe situado sobre la mesa principal y se miró en el espejo escondiendo el traje que guardaba debajo de la túnica; entonces se subió la capucha tapando su cara, abrió la puerta de la habitación y observó el nombre que marcaba el informe: Federic Rettinger.




A unos dos kilómetros de la catedral de Barcelona Federic Rettinger, famoso empresario francés, dueño de unas de las multinacionales más importantes del momento, se disponía a salir del hotel en el que se hospedaba.
En su mano izquierda portaba un maletín plateado, esposado a su mano según las indicaciones que los dirigentes más ilustres del club le habían dado hacía ya casi un año. El maletín había sido depositado el pasado año en un famoso banco de Ginebra, y esa mañana había sido recogido por él mismo, justo antes de tomar el vuelo y dirigirse a la ciudad condal para la reunión anual del club.
Este año era la primera vez que se realizaba en España, aprovechando la apertura de dicho país a la unión europea, y la localización no podía ser más espectacular, la catedral de Barcelona.
La catedral poseía tres entradas, una principal y dos laterales; una de ellas coincidía con la entrada al convento de los Agustinos. La otra había sido destruida durante la guerra civil española y estaba totalmente inservible.

-Señor Rettinger, la limusina está preparada, ya podemos salir. – Le indicó el jefe de seguridad del hotel.

-Merci beaucoup – dijo Federic con cara de amabilidad, justo en el momento en el que sale del hotel y se sube a una espectacular limusina de 6 metros. Junto a él se subió el jefe de seguridad y tras comprobar que todo estaba correcto, el coche se puso en movimiento en dirección a la puerta del convento de la catedral.

-Señor Rettinger, tengo la obligación de indicarle cual va a ser el protocolo a seguir en el momento en el que se baje del coche. – Indicó el guarda de seguridad.

-No se preocupe. Llevo muchos años asistiendo a estas reuniones…- Dejo entrever una cara de consideración.

-Si señor Rettinger, pero esta vez es especial. – dijo el guarda mientras señalaba el maletín que colgaba de su mano izquierda.

-Bueno continuemos con el formalismo. – Prosiguió el guarda. -Al parar el coche delante de la puerta del convento, le recibirán una serie de monjes que le acompañaran al interior. Debe seguirlos al interior.

Federic movió la cabeza marcando su aceptación.

-Una vez en su interior le saludaran cada uno de ellos; recuerde que debe hacerlo con la mano derecha. –En este punto el guarda acentúo su entonación marcando que era un dato muy importante.

-Perfecto. –Asintió Federic.

-Después de ello, será recibido por el señor David, y será dirigido por él a la instancia principal donde se realizará la reunión. – Continuó el guardia - Recuerde, yo siempre estaré a su lado.
En este momento, se sacó del bolsillo de la chaqueta un objeto y continuó.

-Le doy este pequeño radiotransmisor. Con él estaremos en contacto en todo momento durante el instante de la salida de la limusina. Debo mantener una distancia prudencial entre usted y yo. ¿Ha entendido todo? – Finalizó el guardia.

-Perfectamente – Asintió Federic con cierto nerviosismo. Sabía que había estado luchando durante muchos años para conseguir la confianza de sus colegas, y que ahora era el momento de no fallarles.




Desde el interior del convento, el Señor Henry no paraba de recibir a los invitados. Pero el siguiente era especial. El señor Federic, su gran amigo. Henry había convencido a todos los socios del club de que Federic era el más apropiado para dicho cargo. Tenía grandes dotes, era un famoso empresario, y gerente de varios de los bancos más importantes de Suiza. Era sin duda el candidato perfecto para el salvaguardo del “paquete”.
De repente, se aproximó Valentín al señor Henry y le dijó al oído:

-Henry, el coche de Federic está en la puerta. Vamos a proceder a su entrada al convento. – Dijo esperando el consentimiento de su colega.

-Que procedan…-contestó Henry.

Al otro lado de la calle, el guardia del señor Federic recibió el ok para poder proceder a la entrada al convento. Primero bajo él, junto con sus 3 compañeros, revisaron los alrededores de la puerta y entonces le indicaron al señor Federic por radiofrecuencia que podía salir del coche.

-Señor Federic, puede salir del coche, acérquese al grupo de monjes sin entretenerse mucho – Indicó el guardia.

-Entendido… – Federic comenzaba a sentirse un poco cansado de tanta seguridad.

Bajó del coche y se dirigió hacia los monjes con paso firme. A llegar a su altura observó la majestuosa catedral por un momento. Les realizo una reverencia a los monjes en señal de cortesía por su hospitalidad. Segundos después se creó una fila de monjes, entendiendo que debía seguirles hacia las escaleras que daban acceso al convento.

-Señor Federic, debe seguir la fila hasta el interior. Nos vemos en el interior en unos minutos. – Indicó el guarda.

Federic siguió a los monjes hacia el interior del convento, subieron las escaleras ocres que daban acceso al convento, y cuando ya estaban a la vista del señor Henry y habían sobrepasado las puertas de acceso, rompieron la fila y se situaron en línea horizontalmente con respecto a su invitado.
Federic entendió que era el momento de darles la mano y saludarlos, así que se acercó al primero de ellos y le dio la mano. Aquel primer apretón de manos le tranquilizó. Luego vino el segundo, el tercero, así hasta que se acercó al penúltimo, mientras Henry observaba desde el otro lado de la cámara como su invitado saludaba cortésmente a los dueños de aquel convento.
Cuando Federic llegó al último de los monjes, algo raro observó en la mano derecha de aquel monje. El monje estaba lesionado de su mano derecha, así que el monje le ofreció la mano izquierda. Federic sin pensarlo, cambió de mano y fue a saludarlo con su mano izquierda. Justo en ese momento algo sucedió. El último de los monjes con una destreza propia de un monje Shaolin se levantó la capucha, sacó una daga de detrás de ella y con su mano derecha “herida” la empuñó y dio un corte certero en la mano izquierda de Federic. El corte le seccionó la mano de tal modo que las esposas dejaron caer “el paquete” al suelo.
Federic comenzó a gritar, alertando a todos los guardias que lo escoltaban y que estaban situados un poco por detrás de ellos. Todos ellos se lanzaron hacia el interior del convento, pero ya era posiblemente demasiado tarde.

-Alerta roja!. – dijo el guardia personal. – Hemos perdido “el paquete” establecer el perímetro. Llamar a una ambulancia! .Quiero un grupo que me acompañe al interior, debemos encontrar a ese hijo de puta!.

Toda la seguridad comenzó a establecer el perímetro, y comenzaron a moverse sin control de un lado para el otro.
Henry y Valentín observaron la escena con cara desencajada. Ambos intentaron seguir al monje hacia el pasillo, pero Henry era demasiado mayor y Valentín lo perdió justo en una esquina del pasillo principal.

-Señor hacia donde fue el monje – Preguntó el guarda.

-No lo sé – contestó angustiado – Se dirigía hacia el pasillo principal y lo perdí. No debe de andar muy lejos.

-No sé preocupe, no tiene salida. Tenemos todas las salidas bloqueadas y un cordón policial de medio kilometro. Lo cogeremos más tarde o temprano.

-Tenemos que recuperar el paquete lo antes posible. – Exclamó Valentín, justo en el momento en el que Henry llegó a la altura de ellos.

-Avisen a todos los invitados, deben volver a sus hoteles lo antes posible, estamos en estado de alerta!. – Dijo Henry al borde del desmallo. – Debemos fijar una reunión lo antes posible de todos los miembros en otro recinto para tomar medidas acerca de lo sucedido.

Valentín asintió, e indicó al guardia:

-Juan – Le dijo Valentín al guardia – Pongo en ti toda la responsabilidad de la búsqueda del sospechoso. Coordínese con la policía por si saben algo, pero recuerde que el paquete es nuestro, y de ningún modo puede ser interceptado o revisado por la policía.

-De acuerdo, no se preocupe. Ustedes vayan por la derecha, ustedes tres revisen la azotea, y ustedes dos acompáñenme hacia el interior de la catedral. – Indicó Juan, y se marcharon todos ellos corriendo.



A unos metros de allí, en una antigua instancia cuyo acceso era secreto, se encontraba Alexandros. Dejó caer su túnica y observó el maletín. Al mirarlo algo le llamo la atención. Poseía un código de segridad para poder abrirlo. No recordaba que este código existiese hace un año.
Sacó el teléfono móvil de su bolsillo y lo encendió. Entonces llamó a su contacto.

-Pronto. –Contesto el otro lado de la línea.

-Ya tengo el maletín. Pero existe un problema. –Indicó Alexandros.

-¿Cual? – Dijo con voz de sorpresa.

-El maletín tiene un código para abrirlo, el cual desconozco.

-Ok, tendremos que encontrar una solución. Diríjase con el paquete lo antes posible hacia aquí.

–Ordenó la voz del otro lado la línea.

Se finalizó la conversación y colgó el teléfono.




A unos 600 kilómetros de allí, en la cuidad de Milán, se cuelga un teléfono. Dos personas se ponen a hablar entre ellas, y se deja escuchar sólo una frase:

-Que se preparen todos, estamos relativamente cerca de poder controlar el paquete, y quiero poder tomar las decisiones lo antes posible.