domingo, 9 de enero de 2011

Ángel y diablo




Capítulo 6


Apoyó la mano delicadamente sobre la superficie rugosa de la pared. Estaba húmeda y bastante fría. Era la sensación de tocar una historia ya pasada. Tenia la necesidad de rozar todas las paredes del castillo y no sabia porque. El miedo jugaba siempre malas pasadas.

Seguía sin entender que hacia ahí, pero suponía que sería mejor que estar en el sofá esperando a que por algún equivoco, le llamaran para un casting.


Rozando la pared con la mano izquierda y con la derecha alumbrando con la linterna estaba llegando hasta la sala indicada en el mapa como la número dos. Aunque estaba bastante intranquilo, en el fondo le hacia gracia que alguien preparase tanto una cita con él.


En esos pocos segundos comenzó a divagar. ¿Seria el papel interesante? A lo mejor era extra en un una superproducción, pero no podía ser, el nunca había tenido tanta suerte. Seguro que estarían rodando un anuncio para la noche vieja y querían un figurante para hacer bulto.


Rosa no podría llegar a conseguir nada bueno, Mañana cambio de agente - pensó Mario - aunque en verdad no haré como siempre, ya verás.


El suave roce del musgo en su mano izquierda le estaba relajando. Estaba muy intranquilo. Llego por fin a la sala, poco iluminada y con los techos derruidos como la mayoría del castillo. Miro alrededor y comprobó que además de dos salidas solo había enormes bloques de piedra gris que formaban unas imponentes paredes. Se sentó en un banco de madera, que aunque rompía el estilo del castillo había sido puesto seguramente para la comodidad de los turistas.


Empezó a ponerse nervioso de verdad. Estaba claro que las esperas destrozan el ánimo y que a él esta le estaba matando. Intentaba no hacerlo notar mucho. Tenia esa sensación de entrevista laboral en la boca, sentado en una sala de espera, seguramente observado y aguantando hasta llegar a la siguiente sala.


- Hola Mario - Se escucho un susurro dulce de una voz femenina que salio desde su espalda.


Mario se asusto un poco. Giró lentamente la cabeza. Su piel empezó ya a mostrar su falta de entereza. Una figura iba apareciendo de la nada. Estaba ya a unos metros de él y sin saber como una luz cálida iluminó la habitación.


Ella era bastante alta y hermosa, como las que iban a los casting y siempre eran seleccionadas, pero en este caso además tenia una belleza inteligente. Le estaba sonriendo, mientras le penetraba dulcemente con la mirada. Su piel, sus pómulos, sus curvas, pechos, pelo, todo era perfecto y estaba a solas con él en una habitación de un castillo en mitad de la nada. Estaba claro que nada iba a salir bien de aquí, pero también que no le importaba.


- Hola Mario, ¿Estas bien? - Volvió a repetir esa voz suave que bien podría domesticar a un nido de boas.


- De ahora en adelante siempre estaré bien - Dijo Mario


Ella lo sonrió tan dulcemente que un sonrojo le cubrió toda la cara a Mario Se sentía como el típico universitario de las películas de adolescentes.


- Si es así me alegro - respondió ella - pero solo te he dicho hola, así que no se como actuarás cuando mantenga una conversación contigo - dijo ella.


- Perdona, era.. - dijo Mario entrecortado - Bueno no ligo mucho últimamente, así que estoy un poco oxidado.


- No te preocupes, hoy tampoco vas a ligar- dijo ella, pero hasta esa negativa le pareció bien al hipnotizado Mario. - Queremos proponerte un algo.


Esa frase despertó un poco a Mario y su cerebro comenzó a funcionar de nuevo.


- ¿Como?- contesto - ¿Quienes queréis? ¿Y como te llamas? si pudiera ser.


- Perdona por ser tan grosera - Volvió a encantar con su voz al aire- Me llamo Anna, Anna Bosena


- Anna - repitió Mario como un quinceañero repite el nombre de su primera novia.


- Si Anna y nosotros somos un club, benéfico en su mayor parte, que nos dedicamos a la capacitación de fondos para poder solucionar problemas donde sea necesario.


- ¿Y para que os puedo servir yo? - Pregunto Mario


- Para mucho - le miro fijamente a los ojos para decírselo - Dame la mano y sígueme


Mario le cogió la mano derecha a Anna. Un pequeño cosquilleo le subió hasta el cuello. Sabia que era totalmente inferior a ella pero llegado ya a ese punto le daba todo lo mismo, disfrutar hasta morir.


Empezó a recordar como acompañaba a su primera novia al cine de Benidorm. Se llamaba Carmen y la conocía de Valladolid. Eran sus primeras vacaciones sin sus padres y se había ido con todos sus amigos a un apartamento. Pero ya habían pasado muchos años de eso y mucho había ya olvidado. Anna le miro y lo llevo caminando a través del castillo


Pasaron por un angosto pasillo, que les condujo hasta otra nueva sala mucho mas grande que la anterior. Estaba suavemente iluminada y su escueta decoración se basaba en dos telares carcomidos por los años, que mostraban a unos señores de cacería Había otro desafortunado banco en el centro y una extraña tela que ocupaba toda una pared.


- Siéntate - le dijo


Mario se sentó en el banco que había delante de él  mientras Anna se ponía a su lado izquierdo, cruzando sus pierna y dejando ver como el cielo llegaba hasta el principio de su mínima minifalda.


- Alguna vez has deseado algo con todas tus ganas, alguna vez has querido hacer algo por lo cual darías tu alma - Pregunto Anna


- Si eres satanás dímelo, quiero hacerme satánico desde esta noche y si hace falta me tatuó un 666 en el brazo - Sonrió Mario mientra hablaba


- No te preocupes, como mucho puedo ser un ángel para ti, pero nada mas. - Le apoyo la mano en su pierna. - No en serio, ¿Nunca has querido algo con toda tu alma?


- No se - respondió Mario


- ¿Seguro? - Volvió a preguntar Anna.


- Pues en serio no se, como no sea ser el protagonista de la última serie de HBO, ser millonario, o hacerte el amor- Este último punto le salio sin querer, y su corazón empezó a latir alocadamente.


- Pues dime cual de las tres quieres y te lo daré ahora mismo- Dijo Anna sin inmutarse.


- ¿Como? Puedo escoger cualquier cosa, jajaja- Rió Mario - Venga Anna en serio


- Te hablo totalmente en serio. Te daremos lo que tu quieras sin ningún problema y sin ninguna pregunta. Hemos pensado ya en todos tus gustos y placeres. Debajo del sofá tienes una bolsa, sácala- Le dijo Anna a Mario


Mario se agacho y saco la bolsa. Al subir la cabeza, no pudo evitar recorrer lentamente el cuerpo de Anna, desde sus piernas perfectas, pasando por ese escote por el que mas de uno podrá suicidarse, hasta llegar a la perdición de sus ojos. Puso la bolsa encima de sus piernas y la abrió. Había dentro tres carpetas de diferentes colores.


- Tienes que elegir entre la carpeta roja o la azul- Dijo Anna - La roja contiene el guión de la próxima superproducción de HBO. Sabemos que no te preocupa el ingles, así que podrías ir a la primera audición cuando acabes tu trabajo.


Mario no entendía bien y estaba poniéndose nervioso. Abrió la carpeta y comprobó que el guión era real y que tenia la fecha de comienzo de rodaje dentro de seis meses. Y lo mejor de todo es que el nombre del protagonista era él.


- La carpeta azul tiene una cuenta bancaria con cien millones de euros. - dijo Anna -Es dinero suficiente para que te sientas rico, así que no tendrás mas problemas económicos en tu vida y si quieres crear una productora este será tu momento. El dinero te lo daremos dentro de seis meses.


Mario cada vez entendía menos y estaba empezando a sudar, síntoma inequívoco de que la situación le estaba superando.


- De todas formas no te preocupes, que selecciones lo que quieras te daremos a partir de mañana un millón de euros para que te sientas cómodo a la hora de hacer nuestro trabajo. Para terminar si lo que quieres es hacerme el amor, podemos irnos ahora mismo a una suite de un hotel y pasar la mejor semana de tu vida y esto te lo puedo asegurar.


- Perdona, pero no he entendido esto bien- Comento Mario


- Te necesitamos para hacer un trabajo y como cobro vas a ganar lo que quieras. Es así de simple. Solamente hay una condición, si quieres continuar hacia delante no hay marcha atrás, y esto no tiene opción- Dijo Anna esta vez ya seria.


- Perdona, pero me entenderás que este ahora un poco desconcertado - Repitió Mario - Me estas diciendo que puedo pedir lo que quiera en este mundo, por haceros un trabajo pero no me vas a decir de que se trata hasta que diga que si, caso en el que no habrá marcha atrás.


- Ni yo lo hubiera explicado mejor. - Dijo Anna - Pero ten en cuenta que te daremos lo que quieras.


- Pero comprenderás que no te entienda -respondió Mario sorprendido- No sabéis quien soy y me queréis dar todo por algo que no se que es.


- Si te conocemos Mario - Dijo Anna - Naciste en Madrid hace treinta y cinco años, malvives como actor callejero y tienes trescientos doce euros en la cuenta. Tu último ligue te dejo hace tres semanas por aburrido, tres semanas que llevas sin ninguna mujer en tu cama, desayunas un te y ayer pusiste la lavadora.


Mario no podía responder en ese momento. Estaba totalmente  sorprendido y sabía que era imposible que nadie que no fuera él supiera todo eso.


Te conocemos muy bien - apostillo Anna - Demasiado bien. Nunca daríamos un paso en falso


- ¿Que pasa aquí? -


- No te agobies, pero teníamos que asegurarnos que eras quien decían


- ¿Esto es como una película? -pregunto Mario un poco asustado


- Esto es real - Anna hizo una pausa y le pregunto - ¿Quieres seguir?


Mario miro el guión


- Cuando en la vida te regalan lo que quieras es difícil negarte - Dijo Mario - Si quieres vete dándome la pistola y a quien tengo que matar, no tengo problema- Mario se puso por primera vez serio


- Nos dijeron que contestarías que si -


- ¿Quien? - Pregunto Mario.


- Nos recomendó tu agente. Claro, no sabias que también forma parte de nuestro club. - Dijo Anna.- Ahora tienes que elegir tu regalo y te explicaré un poco de que va esto.


- Quiero la serie - Dijo Mario rápidamente


- Es una pena, no lo hubiéramos pasado muy bien. - dijo Anna - Abre la carpeta marrón. Tienes un expediente con la suficiente información. Necesitamos que te contraten como el secretario personal del nuevo gerente superior del club Bildeberg. El antiguo murió hace un mes y hemos amañado la entrevista para que entres en la organización.


Anna accionó un mando que guardaba en su mano izquierda. La luz tenue se convirtió en oscuridad hasta que desde el fondo una proyección ocupó toda la extraña tela de la pared. Una foto de un hombre bastante mayor con un traje blanco y sombrero de paja apareció en la tela. Anna empezó a explicar.


- Este es Henry. Es desde hace mas de treinta años el gran socio fundador del club Bildeberg. Es un hombre muy astuto y desde hace años desconfiado. Es el gran jefe y tendrás que tratar con sus empleados muchas veces, así que ten cuidado.

- Una cosa- pregunto Mario - el club este ¿No es el que salió en los telediarios hace tiempo? ¿Que está formado por reyes y millonarios?

- Mas o menos - sonrió Anna mientras respondía- Tienes una lista con todos los socios en la carpeta. No tendré que explicarte que cualquier perdida de documentos se pagará caro.

- Bueno, no hay que amenazar - dijo Mario en una actitud chulesca.

- Nadie amenaza, solo te lo explico - respondió mientras continuaba la proyección- Este es Valentin. Era el antiguo gerente superior. Murió hace unos meses en unas extrañas circunstancias en Phunket. Su muerte al igual que toda su vida fue tapada y apareció como un acidente de submarinismo.

Hablar de muertos a Mario no le sentaba muy bien y su estomago paso poco a poco al llanto.

- Este es Federic - continuó Anna con la exposición - El será tu jefe. Casi nunca hablará contigo dado que tiene tres personas a su disposición, su mayordomo, su ujier y su ayudante. Tu puesto es obligado por la organización, como una tradición, pero lo importante es que estarás dentro.

Mario se alegró bastante por esto. Se había imaginado un trabajo bastante mas duro, ahora sería solo el cuarto ayudante de un millonario con un cargo nuevo en una organización de millonarios.

- Tu función será la de llevar la agenda personal de Federic en lo referente a la organización. Necesito todo y cuando digo todo es todo. Puede haber cosas que te parezcan normales pero para nosotros pueden ser imprescindibles. No puedes fallar, confiamos en ti, de todas formas mira la documentación, es muy amplia.

Anna acabó y al pulsar un botón la luz tenue volvió a ocupar la sala, sacando del vilo a Mario. Ella sabía que aunque el guión era auténtico, Mario nunca podría actuar. Si se entra en un club ya nunca se sale. No conseguía todavía acostumbrarse a esto y los sentimientos no son buenos acompañantes en esta profesión.


- Pero ¿porque yo? - Pregunto Mario


- Porque vienes recomendado, porque no llamarías nunca la atención y porque vives desesperado y serias capaz de vender tu alma al diablo- Dijo Anna tranquilamente.


- Pero me dijiste que eras un Ángel y no un diablo- Dijo Mario mientras sonreía- Pero después de esto ¿que tengo que hacer?


- Pasarnos la información que necesitemos, por métodos que tienes en el expediente. No te preocupes, será fácil Solo tienes que saber una cosa, ya no hay marcha atrás.


- ¿Que quieres decir que no hay marcha atrás? - pregunto Mario


- No hay marcha atrás. - Respondió Anna mientras se acercaba a él.


Estaba ya solamente a unos centímetros de sus labios. El corazón de Mario comenzó a salirse de su sitio. Suavemente le coloco la mano detrás del cuello y le beso. Cuando se separo Anna Mario todavía tenia los ojos cerrados. Ella se dio la vuelta y se marcho. Mario estaba excitado y por fin abrió los ojos.


- Anna- Grito Mario - ¿Que hago ahora?


- Estudiarte el expediente marrón y dentro de seis meses serás el único protagonista del expediente rojo. - Se giro Anna para responderle - Mañana tendrás el dinero en las diferentes cuentas que tienes apuntadas para no llamar la atención. Lo tienes todo escrito. Dentro de una semana pasarán a buscarte para hacer la entrevista.


Anna se volvió y antes de irse miro a Mario por última vez.


- Ha sido una pena. Me hubiera encantado haberte desnudado.


Mario estaba en un estado de shock. Si se despertara ahora mismo en la cama no le parecería nada extraño Recogió los dos expedientes y recorrió el camino de ida. Al salir del castillo apareció el mismo coche con el mismo conductor. No dudo y se subió a él. No hablaron nada en todo el viaje de vuelta, aunque esta vez Mario no quería escuchar nada. Solamente se estaba viendo como protagonista y no quería saber nada del expediente rojo, mañana despertaría y si él mundo seguía en su sitio lo leería, porque hoy tenia muchas mas cosas en las que pensar.

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